Podemos encontrar un recuento sobre la tentación de Jesucristo en el desierto en los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas. Podemos ver que después de haber sido bautizado por Juan el Bautista, Jesús, ayunó por 40 días y noches en el desierto de Judea. Durante este tiempo de prueba, Satanás vino a Jesús varias veces para intentar engañarlo provocandolo y tentandolo a caer en pecado, pero al fracasar y no poder tentar a Jesús con sus palabras ni visiones el diablo se va y Jesús regresa a Galilea para empezar su ministerio.

 

Las tentaciones que Satanás utilizó fueron egoísmo, materialismo y el hedonismo. Juan describe las tentaciones en el evangelio como “lujuria de los ojos” (materialismo), “lujuria del cuerpo” (hedonismo) y “orgullo por la vida” (egoísmo). Estas tentaciones fueron hechas para engañar y corromper tres características humanas; pensar, desear y sentir, características que se encuentran en la mente, alma y corazón de la persona, tal y como Jesús lo dice en el más grande de los mandamientos.  Esto está ligado con ideales trascendentes en tres áreas del interés humano; ciencia (verdad), artes (belleza), y religión (bondad). Los cristianos son llamados a buscar virtudes divinas; fe, esperanza y amor que los entrelazan directamente con Dios quien es El mismo verdad, belleza y bondad.

 

En el libro de Mateo y Lucas “el tentador” o “el diablo” tienta a Jesús:

 

  • A convertir piedras en pan para saciar su hambre

  • Saltar de un peñasco y que ordene a los ángeles que lo atrapen

  • Arrodillarse ante Satanás a cambio de todos los reinos del mundo.

                

Puedes leer más a detalle la historia en los libros de Mateo, Marcos y Lucas o en los versículos que te presentamos a continuación.