La historia de Sadrac, Mesac, y Abed-nego la podemos encontrar en el libro de Daniel capítulo 3 y nos cuenta la historia de tres jóvenes judíos en Babilonia que desafiaron al rey Nabucodonosor al negarse a adorar a la estatua de oro que él había erguido.
 

Estos tres jóvenes servían como oficiales en la tierra de Babilonia y fueron traídos ante el rey Nabucodonosor cuando se supo que fueron los únicos oficiales en todas las provincias que no aceptaron rendir tributo ni adorar la estatua de oro que el rey había erguido. El rey les dio una oportunidad más de postrarse ante la estatua dorada o de lo contrario serían echados en el horno de fuego por desobedecer las órdenes y mandatos del rey. Los tres muchachos demostraron un increíble valor, reverencia y respeto hacia Jehová que le dijeron al rey que ellos jamás se postrarían ante otros dioses y que el Dios en quien ellos confían podía liberarlos del horno y aun del enojo del rey. El rey enfurecido mandó calentar siete veces más el horno de fuego para lanzar a los jóvenes, los guardias que llevaron a los jóvenes hasta el horno se incineraron debido a las grandes flamas y el calor del horno, pero los tres muchachos no se quemaron. Una vez dentro del horno de fuego el rey se percató que había cuatro hombres dentro del horno. Ahí estaban Sadrac, Mesac, Abed-nego y el hijo de Dios caminando por el horno sin ser afectados en ninguna manera, ni aun sus ropas olían a humo. Impresionado el rey les llamo para que salieran del horno, los ascendió a cargos aún más altos en Babilonia y decretó que ese mismo Dios que los libró del fuego fuera adorado por todos.
 

Puedes leer toda la historia de estos tres valientes jóvenes muchachos que fueron ejemplo de lealtad, fe y obediencia a Dios.