Una serie de problemas golpeó a mi amiga como un rayo bajo una lluvia incesante, viento, relámpagos y tempestad todo al mismo tiempo. Un poco después que uno de sus hijos cayó en una adicción a las drogas, se enteró que su esposo estaba teniendo un romance y quería el divorcio. Luego una lesión la aparto de su trabajo como profesora de danza mientras tenia cirugía y se recuperaba. Todos esos problemas la llevaron a tener otro problema: problemas financieros. Pronto mi amiga luchaba por pagar cuentas básicas y estaba en peligro de perder su casa.
Sin embargo, nunca dejó de dar gracias a Dios.
Ese año en el recital de su estudio de danza, realizó un solo luego de que todas sus estudiantes bailaran. Dio giros de forma agraciada por todo el escenario con una canción de alabanza que enaltecía a Dios por todas sus cualidades. Las lágrimas salieron de mis ojos y corrieron por mi rostro mientras la veía expresar gratitud a Dios a pesar de todo lo que había salido mal en su vida últimamente.
En acción de gracias, la gratitud se presenta de manera que contemos nuestras bendiciones. Es una tradición popular ir alrededor de la mesa, motivando a todos los presentes a nombrar algo por lo cual estén especialmente agradecidos. Las bendiciones mismas –no el Dios que da las bendiciones—son el enfoque.
Pero nuestra habilidad para agradecer no depende realmente de cuántas bendiciones tenemos que contar en cierto momento. Siempre podemos dar las gracias, porque siempre tenemos la mejor bendición: Una relación con un buen Padre.
La clave para aprender a hacerlo es desarrollando un estilo de vida de gratitud. Acá hay cinco formas de incorporar la práctica de agradecer a Dios en tu vida como una disciplina espiritual regular:
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Mira, más allá de tus circunstancias, la presencia de Dios
Sin importar qué circunstancias vienen a tu vida, siempre puedes contar con que Dios esté contigo. Las circunstancias cambian, pero la presencia de Dios es constante. Salmos 139:7 pregunta: “¿A dónde puedo ir desde tu espíritu? ¿A dónde puedo huir de tu presencia?” Y luego describe cómo Dios está con las personas a donde quiera que van. La presencia de Dios es algo por lo cual puedes estar agradecido.
Recuérdate a ti mismo de la presencia de Dios contigo. Mientras más haces, más cambiará tu perspectiva de la vida para promover una actitud de gratitud. Notarás más en tu vida el hecho de ser agradecido cuando te enfocas en la razón principal por la cual estar agradecido: ¡Dios siempre está contigo!
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Desarrolla rituales diarios que disfrutes y te ayuden a notar el trabajo de Dios en tu vida
Tu consciencia de la actividad de Dios a tu alrededor (que siempre está activa –incluso en las situaciones más duras) crecerá si tú, intencionalmente, lo buscas de forma regular. Piensa y ora acerca de formas significantes que puedes buscar, y celebra la evidencia de las obras de Dios en tu vida. Luego crea algunos rituales para expresar aquellas formas mientras vas cada día.
Por ejemplo, cada mañana, podrías leer tus planes del día (en tu calendario o lista de quehaceres diarios) y ora brevemente acerca de cada uno, agradeciendo a Dios por la oportunidad de tener cada experiencia. O, en la noche, podrías comenzar una tradición de hablar con tu familia en la cena, alrededor de la mesa, acerca de cómo se han enterado de las obras de Dios últimamente y por qué estás agradecido. En la iglesia, podrías pasar un tiempo reflexionando acerca de la muerte de Jesús antes de tomar la comunión, así la gratitud por ese sacrificio estará fresca en tu mente cuando celebres la comunión (también llamada la eucaristía, lo que significa “dar gracias” en griego).
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Mantén recuerdos de tiempos pasados en los que Dios ha respondido a tus oraciones
Recuerda momentos específicos de tu pasado por los que estés especialmente agradecida que Dios vino por ti. Quizás tienes un menú del restaurante en el que te comprometiste, podrías agradecer a Dios por tu esposo cada vez que lo veas. Quizás tienes algunos de los dientes de leche que tu bebé perdió o alguna ropa de cuando eran bebés, podrías agradecer a Dios por cada uno de tus hijos cuando te encuentres con estos recuerdos. ¿Qué objetos te recuerdan haber encontrado tu trabajo actual? Quizás algo tan simple como un bolígrafo o una taza de café con el nombre de tu compañía pueden recordarte agradecer a Dios por abrir esa oportunidad para ti.
En Josué, capítulo 4, la Biblia describe cómo los israelitas guardaban 12 rocas del río Jordán como recuerdos de cómo Dios milagrosamente los ayudó a cruzar el río. Ellos usaron estas rocas como herramientas para expresar su gratitud en alabanza a Dios.
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Aprende a estar contento en cualquier tipo de circunstancia
Mientras más desarrolles una actitud de alegría, menos te afectarán las circunstancias inestables a tu estabilidad emocional. Aprendiendo a estar contento –sin importar lo que pase en tu vida—te ayuda a estar agradecida en cualquier situación porque reconoces que Dios logrará grandes propósitos incluso a través de las malas circunstancias en tu vida.
El apóstol Pablo escribió en Filipenses 4:11: “He aprendido a estar contento a pesar de las circunstancias”. Humíllate para absorber la realidad de todo lo que tienes – e incluso el hecho de que existes –todo por la generosidad de Dios. Mientras que Dios te ama completamente, no te debe nada. Deshazte de las actitudes de derecho y simplemente recibe las bendiciones que Dios escoge enviarte como los regalos puros que son. Escoge apreciar lo que tienes, sea mucho o poco –en todo momento.
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Paga tus bendiciones al dar a otros en necesidad
Mover tu enfoque lejos de ti y hacia otros ensancha tu perspectiva de formas que te ayudan a ser más agradecido. Cuando prestas atención a cómo luchan otros, te alejas de tener pensamientos negativos acerca de tus propios desafíos. Cuando puedes ayudar a otros en necesidad, te conviertes en parte de algo positivo mientras el amor de Dios fluye a través de ti en sus vidas.
Todo esto te lleva a tener más gratitud porque te conecta al Espíritu Santo, quien renueva tu mente para que puedas ver tus circunstancias desde la perspectiva de Dios y entender todo por lo cual tienes que ser agradecido. Mientras haces algo por ayudar a alguien más, descubrirás que hay más bendición en dar que en recibir (como dice Jesús en Hechos 20:35) porque serás bendecido con más gratitud.
Incluso en las malas circunstancias, nuestro buen Dios te empoderará para ser agradecida. Desarrollando un estilo de vida de gratitud –sin importar qué—que nos llevará más cerca de Dios y esta es la mejor bendición que podemos disfrutar.
Whitney Hopler, quien ha escrito para Crosswalk.org desde el 2001, también trabaja como escritora residente en el Centro Universitario George Mason para el Avance del Bienestar. Ella bloguea acerca del bienestar en el cuerpo, mente y espíritu. Contáctala en Twitter, Facebook y Google Plus.