Hay muchas razones por las cuales querríamos simplificar nuestras vidas. La simplificaríamos por una mejor condición de salud y menos estrés. O la simplificaríamos por libertad. O por oportunidades. Uno de mis motivos favoritos para simplificar mi vida es que puedo vivir para complacer a Dios. Quiero que él se alegre sobre cómo apaciguó mi corazón, mente, vida y posesiones. Nuestro padre mostró una gran organización en la creación y su universo entero revela signos de una belleza increíble - ahora estropeado por la caída sobre la cual leemos en Génesis 3. Nuestras vidas, también estropeadas por el pecado, muestran signos de desorganización, caos y complicaciones. Pero podemos hacer elecciones con el poder del Espíritu Santo para simplificar nuestras vidas. Experimentar más paz y libertad y traer gloria a Dios.
1. Haz hábitos constructivos
Un buen hábito, una vez establecido, puede liberar nuestra mente de otros asuntos y mantenernos con el ritmo adecuado. Buenos hábitos diarios como cepillar nuestros dientes, ordenar nuestra alcoba, o leer la biblia son una rutina saludable que simplifica el hecho de vivir. Las escrituras señalan la práctica de Daniel de orar tres veces al día - ¡un buen hábito!
A menudo nuestra meta de construir buenos hábitos es complicada y se ve frustrada por lograr deseos internos. El cristiano santo querrá alimentar apetitos y deseos saludables - cosas que construyan y no que destruyan. Para hacerlo, debemos aprender a caminar en el espíritu en vez de alimentar los apetitos de la carne. Solo el espíritu de Dios puede cambiar nuestros deseos y empoderarnos. Renovar nuestra mente ayuda en el proceso.
Un carácter santo puede simplificar nuestras respuestas y elecciones. Un ejemplo: Cuando me comprometo a decir la verdad, puedo escapar complicando mi vida con un espiral de mentiras. La honestidad no solo es la mejor política, también trae libertad
2. Salta el perfeccionismo
Entender la diferencia entre el perfeccionismo y la búsqueda de la excelencia puede hacer nuestra vida más sencilla. La búsqueda de la excelencia es sabia, pero el perfeccionismo es hiriente. La excelencia es Dios - motivado y preocupado acerca de nuestro carácter, integridad, crecimiento y sentimientos, servicio con fe. El perfeccionismo es una tarea dura, nos urge a renunciar si algo no es perfecto, nos hace personas sin piedad.
Apégate a las limitaciones. La humildad permite que nos doblemos, pero no nos rompamos. La entrenadora de organización Marcia Ramsland escribió en 5 formas de superar la procrastinación: “¡Reconoce tus tendencias perfeccionistas y busca lo ‘suficientemente bueno’!” El perfeccionismo complica la vida y agrega estrés innecesario porque quien es perfeccionista lucha por alcanzar metas absurdas e imposibles, y trabaja duro para hacer algunas cosas que solo el Señor puede. Estamos para perseguir la santidad, pero perfeccionar es la responsabilidad de Dios, no nuestra.
Sumirnos en un club de condenas agrega estrés también. Uno de los primeros principios que aprendí de un libro enfocado a la salud, Delgada dentro, es simplemente “observar y corregir”. Me gusta decir “observar y re-alinear” - re-alinearse con la verdad de las escrituras. En Cristo, no somos fa
3. Declara tu lealtad
Muchas voces piden nuestra lealtad y nuestro tiempo. Necesitamos determinar qué importa y luego buscarlo con propósito y pasión. Tener incertidumbre en la fe y quedarnos sentados solo complica nuestras vidas. ¡Canta “¡He decidido seguir a Jesús, no hay vuelta atrás” con convicción! La lealtad firme nos da la emoción que necesitamos para seguir adelante.
Muchas personas tienen dos formas de pensar, jugando con el enemigo. Escuchan y consideran las sugerencias de Satanás. Podemos hablar sobre nuestra lealtad a Cristo, pero vivimos como si perteneciéramos al mal. Esta disonancia nos lleva a tener un caos espiritual. La lealtad a Jesús no es solo un concepto, es un estilo de vida.
Simplemente conocer quien está a cargo deja de complicar muchas elecciones. Jesús es el Señor, y nosotros debemos obedecerle. Una vez que hemos declarado nuestra lealtad a Dios, el proceso de rendición al decir “Sí señor” - aunque sea un poco desafiante - nos da orientación y paz. No puedo decirte cuántas veces he dicho “Tú eres el señor y yo no” Cada vez suspiro, sintiendo la liberación de una confianza completa.
4. Define límites firmes
Necesitamos establecer límites definidos y basados en instrucciones claras en la palabra de Dios y en las prioridades que él da. No podemos tener coraje si desconocemos lo que es importante y los límites que Dios nos da para nuestra protección. Los límites nos ayudan a mantener las influencias poco santas lejos de nuestra vida.
Junto con los límites, estoy aprendiendo a mantener mis ojos, oídos, mente y corazón en guardia. Esto afecta muchas elecciones. Por ejemplo, cuando escojo entretenimiento me hago una serie de preguntas acerca de la selección:
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¿Dice la biblia algo sobre esto?
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¿Se alinea esto con lo que el Señor me ha pedido obedecer?
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¿Qué diría mi pastor o consejero más sabio?
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¿Escogería esto si Jesús se sentara a mi lado? Y esto siempre me hace sonreír.
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¿Traerá esto gloria y honor a Dios?
Mi nutricionista me dice tan a menudo “Discierne de tu vecindario”. En otras palabras, saber dónde no perteneces, aunque el mundo te lleve a esa dirección. (¡No pertenezco en un bar desierto!) Mientras era estudiante universitaria, leí un tracto cristiano de George Watson titulado Otros pueden, tú no. De repente entendí que otros creyentes pueden vivir con límites diferentes que los que el Señor me ha dado. Él me conoce. Él conoce mis debilidades. Y a veces por mi bien, él dice “no”.
5. Calcula el costo
La biblia nos da un ejemplo de contar el costo en Lucas 14:28. Todo a lo que nos enfrentaremos - cada nueva oportunidad y elección - viene con un costo. Es mejor que nos detengamos a preguntar “¿es este un precio que quiero pagar o es algo que me pagara dividendos no deseados luego?” también pregúntate, “¿Tengo lo que se requiere para perseguir esto?”
¿Dónde encontramos sabiduría para nuestra familia, finanzas, salud, etc.? Necesitamos buscar la sabiduría y perspectiva de Dios antes de tomar decisiones. Él puede dirigirnos en una dirección diferente a la que lo hacen las “voces” en la cultura o incluso en nuestra familia. También, podemos no tener lo que se requiere para ir tras una oportunidad o tarea. El señor puede tener ideas que nunca hemos considerado. Pregúntale. Escucha.
Mientras esperamos por Dios y comprometemos nuestras acciones, nuestros pensamientos estarán “establecidos” y esto facilitará nuestras elecciones. “Esperar por Dios no es pasivo” escribió el Dr. Charles Stanley. “No es perezoso. No es una excusa para no tener cuidado.” De hecho, lo opuesto es cierto. Aquellos que se toman un momento están buscando su voluntad. Toma coraje pausar y contar el costo antes de elegir. “Hemos sido preparados para permanecer en un estado de alerta permanente” dice Stanley. “Toma coraje permanecer quieto cuando el mundo va tan acelerado”
6. Mantén las cuentas cortas
Los sentimientos de culpa no siempre son fáciles de tratar, pero tratar solo con la culpa es simple. Llevamos nuestra culpa al señor. Nos arrepentimos, y Él nos perdona y remueve la culpa de nosotros. Siempre es sabio tratar con el pecado el día de hoy en vez de dejar que los pecados por confesar se acumulen.
Las cuentas cortas no solo son acerca de tratar con el pecado. Mantener el eslabón bajo nos ayuda a enfocarnos en honrar a Dios. Podemos planear metas a largo plazo, pero entonces necesitamos mantener el eslabón bajo en nuestro progreso con las cantidades diarias prácticas, intencionalmente dejando que el Señor dirija. No podemos hacer presupuestos anuales, pero necesitamos que Dios use nuestros fondos a medida que trae las necesidades de las personas a nuestra atención. Recuerda: “Desde él, a través de él y para él somos muchas cosas. Para él sea la gloria para siempre.” Estar limpios y listos para el uso de Dios - es simplemente una forma maravillosa de vivir.
También, considera la cuenta de las relaciones. Como cuentas bancarias, las relaciones pueden sentirse drenadas si no nos tomamos tiempo para llenarlas regularmente, vale la pena nuestro tiempo para nutrir y proteger nuestras relaciones - matrimonios, paternidad, amistad, colegas y vecinos. “Alimentarlas” de amor santo (1 Corintios 13:4-8) y mirar como los nudos de algunas relaciones se desenvuelven.
7. Trata con el equipaje
El equipaje es difícil de manejar. En vez de ignorar o esconder el equipaje que sigue reluciendo desde tu pasado - conflictos sin resolver, deudas, elecciones pecaminosas, arrepentimientos - podemos traer cada uno de ellos a la luz ante Dios y permitirle que nos ayude a superarlos. Mientras permitirnos que el Señor abra cada pedazo de equipaje, puede que Él nos otorgue principios verdaderos de su palabra, los cuales actualmente no obedecemos. La obediencia presente es una herramienta poderosa para tratar con las consecuencias complicadas de elecciones rebeldes del pasado.
Podríamos considerar también el equipaje en nuestro cerebro. El equipaje en la mente compuesto de mentiras que confunden y controlan nuestras emociones y nos alejan de convertirnos en lo que Dios desea que seamos. El enemigo es sutil, y él usará mentiras para nublar problemas. Busca la verdad de Dios y comprométete a obedecerlo para obtener claridad y libertad.
Parte del equipaje de nuestro pasado pueden ser conflictos sin resolver. Aprende a perdonar para que puedas comenzar a alivianar relaciones. El hecho de guardar amarguras o resentimientos quita tiempo y energía. Ataca a las ofensas rápidamente - perdona con gracia.
8. Construye una red
Cuando estemos más confundidos puede ser útil pedirles a otros que se acerquen para darnos su consejo o asistencia. No fuimos creados para vivir solos. Necesitamos a otros. Necesitamos salir de la insolación y entrar en relaciones saludables y significantes que nos puedan ayudar a entender algunos rompecabezas de nuestras vidas. Asegúrate que el nombre Del Señor está en el tope de tu red.
Construye una variedad de relaciones santas y amistades para lograr la confiabilidad, progreso y crecimientos juntos. No esperes que una persona sea tu “todo”. Eso solo complicará las interacciones y añadirá presión. Solo Jesús puede cubrir todas nuestras necesidades. Tengo diferentes categorías de amigos que logran diferentes necesidades personales y yo sirvo como catalizador en la vida de varios amigos también - por motivación, retos, crecimiento, diversión etc.
Algo más que he hecho para simplificar mi vida es “almacenar” recursos inmediatos para momentos de estrés o pruebas. Los recursos pueden asistirnos o remover una buena cantidad de ansiedad y preocupaciones. La biblia, libros sólidos cristianos y consejeros sabios nos pueden ayudar a desatar “Nudos” en nuestra vida.
9. Procesa tu desorden.
Esta debe ser obvia. Muchas “cosas” pueden crear confusión y quitarnos la paz y libertad (Lucas 12:15) América se ha convertido en una nación de acumuladores. Podríamos no estar al nivel de las casas expuestas en programas de televisión, pero estamos acumulando sin sentido. ¡Lo que no podemos guardar en nuestro propio espacio pagamos a alguien más para que lo guarde por nosotros! Para simplificar nuestra vida necesitamos ordenar nuestra atmósfera - nuestra casa, oficina o espacio de trabajo y garaje. Procesar nuestro desorden traerá calma en medio de la confusión.
Mientras escarbamos a través de las cosas, podemos comenzar a organizar, asígnale a cada objeto un “lugar” crea un lugar para todo y devuelve todo a su lugar. Ahorrará tiempo al buscar cosas. Necesitamos dejar de comprar cosas que no necesitamos. Tenía un clóset lleno de manualidades a medio andar y proyectos de costura, y decidí no comprar más hasta que esos proyectos estuvieran completados o hasta que los materiales fueran donados a otras personas que los quisieran.
Simplificar nuestras vidas no es una cuestión de vivir un estilo de vida minimalista. Es reconocer que somos más que ricos debido a los buenos dones de Dios, y luego escoger enfocarnos en esa riqueza en vez de buscar “más”. Estimar nuestras posesiones honestamente puede requerir la ayuda de un amigo si estamos emocionalmente atados a cosas. No te apegues a las posesiones. Deja que Dios remueva cosas para sus propósitos.
10. Revive el asombro
A veces complicamos nuestras vidas al tratar siempre de agregar algo nuevo para llenar una falta. No creemos tener suficientes amigos, suficiente dinero, suficiente experiencia, etc. Una forma en la que simplifique mi vida fue revivir el asombro de lo que ya disfruté. Primero, revise lo que tengo en Cristo. Cuando entendemos quiénes somos y lo que es nuestro simplemente porque nuestra relación con el Señor, podemos comenzar a deleitarnos en él y en sus dones de gracia.
Luego decidí practicar el contentamiento. Si abreviamos las necesidades en la vida, necesitamos muy poco - abrigo, comida y ropa - y queremos pertenecer, ser amados y tener un propósito más grande que nosotros mismos en la vida. Cantamos “Cristo es todo lo que necesito.” Pero ¿creemos eso? para muchos cristianos alrededor del mundo, él es todo lo que tienen. Y así ellos encuentran alegría mientras eligen contentarse en él.
Reconoce las alegrías simples. ¡Lee el Salmo 100! Practica la gratitud. Pide a Dios que te ayude a ver la alegría simple de la vida en un atardecer, una taza perfecta con frutas, un cielo lleno de estrellas, una canción de alabanza de un pájaro, o nieve recién caída. Agradece a Dios por las maravillas simples y complejas de su creación y conviértete en un niño otra vez, aplaude con alegría. ¿Quieres simplificar tu vida? Enfócate cada día en este desafío del Catecismo más pequeño de Westminster: Glorifica a Dios y disfrútalo para siempre. Vive para agradarlo.