Amo cantar la canción ganadora de premios de Bill y Gloria de los Gaither “Porque él vive”. Las palabras me llegan profundo: “Porque él vive, yo puedo enfrentar el mañana”. La canción de adoración del año 1974 fue escrita durante un momento de convulsión social y nacional, en ese momento los Gaither se aferraron a su pequeño bebé y escribieron que su niño podría “enfrentarse a nuevos días inciertos” por el Cristo alabado. Su canción de esperanza aclama que en Cristo “vale la pena vivir”. El día en que confiamos en Cristo fue solo el comienzo de una gran aventura y hay muchas cosas que podemos hacer para cambiar nuestra vida y nuestro futuro. Acá hay 10 cosas que estoy haciendo para marcar la diferencia. Quizás te traigan algunas ideas para ayudarte a colaborar con el señor en el descubrimiento de la vida cristiana “que vale la pena vivir”
1. Revisa tus prioridades
Pocos cristianos discuten que Dios y la familia son las más altas prioridades, aun si sus vidas demostrasen lo contrario. Dios es la más alta prioridad. Dentro de la prioridad familiar encontramos el patrón bíblico del matrimonio: proteger, enseñar y educar a nuestros hijos, y construir un buen legado. Otras prioridades son el cuidado personal, la vida profesional, ministrar —todo lo demás.
Si no mantenemos nuestras prioridades alineadas, experimentaremos caos, estrés y posiblemente una sobrecarga. Vivir según las prioridades bíblicas requiere de discernimiento y coraje. Otros pueden crearse expectativas con respecto a nosotros y presionarnos para cumplirlas. Debemos aprender a decir “no” según Dios nos guíe a decir “sí” a lo que él desee.
Perseguir las prioridades bíblicas no significa que no nos vamos a ocupar, sino que las prioridades trabajaran en sincronía cuando éstas sean señaladas por el Señor. Considera como fortalecer y seguir cada prioridad que él te da para tener un futuro que honre a Dios.
2. Habla y mastica
“Hablar y masticar” es mi concepto de oración y meditación. La oración es intima —momento de adorar y seguir la voluntad de Dios de forma que solo lo obedezcamos a él. Conversamos con el sobre nuestras elecciones pasadas, decisiones presentes y metas futuras. Debemos aprender a escuchar también. Jesús, según dice la palabra, escuchó a su padre en el cielo y solo hizo lo que el padre quería que el hiciera. Esa también debería ser nuestra meta. Mientras escuchamos los susurros de Dios, nuestro futuro se convertirá en un torbellino de las elecciones de hoy.
Otra forma de cambiar nuestro futuro es la de “masticar” la palabra de Dios. La imagen que viene a la mente es la de una vaca masticando rumia (trayendo lo que ya ha comido y masticándolo de nuevo). El “masticar” espiritual es nuestra meditación en las escrituras que hemos leído y memorizado de forma que podamos aplicar la perspectiva de Dios.
El Dr. Ken Nichols de Ministros Vivos dice: “El mundo de Dios tiene influencia sobre mi perspectiva. Mi perspectiva tiene influencia sobre mi respuesta. Mi respuesta tiene influencia sobre mi resultado —100% de las veces”. Cuando “mastiquemos” la palabra, estaremos más inclinados a recordar, entender y aplicar la verdad.
3. Desafío para derrotar las mentiras
Hablando con la verdad, uno de los mejores recursos que he leído sobre desafiar las mentiras que nos derrotan es el libro “Las mentiras que las mujeres creen y la verdad que las libera” escrito por Nancy de Moss Wolgemuth. Nancy despertó en mí las formas en que Satanás vence a la gente con falsas creencias. Estoy aprendiendo a descubrir las mentiras de satanás con la verdad de Dios.
Las mentiras que creemos nos alejan de Dios. Crecemos cuando dejamos de culpar a otros por nuestras circunstancias y nos hacemos responsables por nuestras creencias. Decimos y obedecemos la verdad. Cuando dejamos de ser racionales —“Es la forma en que soy”— y abrazamos a la verdad bíblica, descubrimos oportunidades para cambiar.
Jesús es la verdad, nuestra esperanza de un cambio. Así como mi amigo Pam Farrel, autor del libro “Descubriendo la esperanza en los salmos”, en el que dice, “La esperanza es permanecer expectante a la aparición de Dios por nuestro bien y para la gloria de Dios”. Aun antes de que Dios actúe, nos comprometemos con la verdad y con adorarlo continuamente por lo que hará. Él es nuestra esperanza para el futuro.
4. Cambiar los malos hábitos
Para cambiar nuestro futuro debemos enlistar los malos hábitos. Las intenciones de Dios no son suficientes. Cambiar los hábitos es un trabajo continuo para la gracia de Dios y requiere de nuestra humilde obediencia. Observamos lo que nos aleja de honrar y agradar al Señor. Aprendemos a alinear nuestras elecciones y comportamiento con la escritura. Prestamos atención a la convicción y empuje del Espíritu Santo. Esencialmente, como dice la autora Priscilla Shirer en su libro “Gideon”, con la ayuda de Dios podemos “elegir convertir nuestras buenas intenciones a acciones obedientes”.
Quizás en vez de “cambiar”, sería más apropiado decir “intercambiar”. Hace años, un maestro me enseño el “Principio del Reemplazo”. Dijo que era bíblico el echar cosas que eran tontas, poco saludables e impuras, y así, cultivar hábitos que fueran sabios, saludables y agradables a Dios. En nuestra santificación continua —Dios nos hace más como Cristo— nuestra parte es “sacar” y “agregar”, para sacar evidencias del viejo ser y agregar el carácter del nuevo ser.
Imagina experimentar la paz de sacar la rabia e incomodidad, y agregar amabilidad y la habilidad de perdonar (Efesios 4:22-32). Imagina la libertad de sacar el comportamiento impuro y las adicciones dañinas, y agregar disciplina propia y santidad (1 Corintios 6:9-20). ¡Esto de seguro cambiara nuestro futuro!
5. Elige construir relaciones enriquecedoras
Dios siempre está con nosotros, pero quiere traer personas a nuestro alrededor para animarnos, retarnos y enseñarnos. Hermanos y hermanas en Cristo nos pueden ayudar a cambiar nuestro futuro. Encontramos muchas de esas relaciones enriquecedoras en la iglesia. Buscar y orar por mentores, consejeros y maestros en Dios dentro del cuerpo de cristo.
“Enriquecer” es “instruir o mejorar a alguien moral e intelectualmente”, enseñar, entrenar y guiar. Esto es a lo que Pablo se refería cuando escribió “Así mismo el alentar a otros los enriquece”. Necesitamos personas que derramen sabiduría bíblica en nuestras vidas, y necesitamos encontrar personas a las que podamos alentar. El Modelo titus 2 de enseñanza y discipulado a menudo es rechazado en la iglesia, pero es una de las mejores formas de tener una congregación saludable.
Fuera de la iglesia, también podemos construir relaciones enriquecedoras —¡pero ten cuidado! ¡Elige bien tus amigos! Las relaciones cercanas tienen el poder de alejarte de las cosas del señor y de sus maneras. No seas un “acompañante de tontos”
6. Canaliza tus dones
Podemos observar los dones espirituales de dos maneras. Una forma es cultivarlos intencionalmente y de una forma diligente, estar conscientes de las fortalezas y los puntos ciegos potenciales de cada uno. O simplemente podemos buscar la dirección de Dios y obedecerlo, creyendo que él nos mostrara y usara nuestros dones espirituales en las formas que crea convenientes. De alguna forma, nuestros dones espirituales no son para nuestro beneficio. Nos son dados para ayudar a la función del cuerpo de Cristo y traer gloria a Dios. Canaliza tus dones a través de la resolución de las necesidades de otros.
“Los dones del espíritu” son mencionados en varias partes de la escritura: Romanos 12:6-8, 1 Corintios 12:4-11 y 12:28. Todos los dones espirituales son habilitaciones divinas, y Dios espera que los ejerzamos para cumplir sus propósitos a su tiempo y a su manera. Los dones nos motivarán, se convertirán en nuestra expresión al ministrar, y se convertirán en un medio para que el Espíritu Santo manifieste su trabajo a través de la iglesia.
Antes de la creación del mundo, Dios nos preparó trabajos para hacer durante nuestra vida. Rendirse y obedecer son la clave, y el “fruto” del espíritu nos ayuda, pero los dones específicos del espirito son dados para tareas únicas en el servicio del Señor, y queremos escuchar su “aprobación” por un servicio fiel.
7. “Moldea” tu salud
Hemos visto cuerpos bien formados de fisicoculturistas quienes toman decisiones fuertes para desarrollar fuerza física. De igual forma, una de las mejores elecciones que los cristianos pueden hacer es la de “Moldear” su salud. Nos quedamos estancados en vidas caóticas y ocupadas. Podemos fallar al ver los signos de advertencia de un estilo de vida dañino. Necesitamos dejar cosas atrás que dañen nuestra salud. ¡El cuidado propio es importante!
Considera las innumerables dietas y programas de ejercicios disponibles. Si no nos importan nuestros cuerpos ahora, las consecuencias negativas serán solo cuestión de tiempo. Hace dos años, cansado de ganarle a mi salud de forma médica, me dirigí a un buen nutricionista. Ella me ayudo a enfrentar mi gula y mi pereza. No estaba cuidando el “templo” que Dios me dio para honrarle y servirle. Hice muchos cambios enfocados en el futuro para corregir mi estado deprimente.
Pero moldear tu salud no se trata simplemente de la nutrición y el ejercicio. Necesitamos dormir más, descansar más, más tranquilidad y más margen. Como escribió el Dr. Richard A. Swenson en su libro “Margen”, “El margen es ese espacio entre nuestras cargas y nuestros límites” ¡Necesitamos liberar espacios en cada área de nuestras vidas para poder tener más espacio para respirar, crecer y servir!
8. Cuida tus finanzas
Una de las cosas que he visto que hacen una gran diferencia en nuestro futuro es la manera en que manejamos el dinero. Algunas personas odian la palabra “presupuesto”, pero personas sabias planean intencionalmente sus finanzas por dos razones: cubrir las necesidades del hoy y prepararse para las del mañana.
Janice Thompson con consejero de primer grado, una familia enfocada en los grupos de planificación financiera, dice, “Una administración sabia de las finanzas es desarrollada durante toda una vida llena de decisiones intencionales consistentes y confiadas. Se trata poco sobre la cantidad de dinero y más sobre como lo manejas y esto hace la diferencia—un principio claramente explicado en Mateo 25. Cada decisión monetaria que tomes hoy, sea grande o pequeña, tiene un efecto que impacta el mañana. Un manejo no corregido y fuera de los limites (gastadores compulsivos, presumir de un futuro con deudas, sin planes a largo plazo, toma de decisiones a corto plazo, etc.) pueden alejarte de tu destino deseado.
Un manejo financiero sabio ahora te proveerá con dividendos futuros, pero ignorar el consejo de Dios eventualmente impactará en ti en formas que nunca esperaste.
9. Campeón mundial de las causas
Si quieres cambiar tu futuro mientras influencias o ayudas a otros, se un campeón de las causas. Ser campeón de una causa incluye darnos una causa a nosotros mismos, reunir fondos para apoyar la causa, promoverla o convertirte en un participante activo o voluntario. Todos tenemos mucho para compartir. Sé proactivo. Ve con todo y no mires atrás. (Proverbios 3:28)
Nunca es temprano para ser campeón de una causa —como el joven Preston Sharp quien organizo colocar 40,000 banderas de Estados Unidos y claveles rojos en las tumbas de los soldados. Nunca es muy tarde para comenzar. Muchos ciudadanos compasivos hacen voluntariado por causas y misiones. Los cristianos nunca deben retirarse de la práctica de “el uno al otro” de la escritura.
¿Qué llama tu interés y acelera tu corazón? Considera convertirte en un campeón de: una misión o un grupo misionero, una misión orientada al avivamiento, una escuela, universidad, seminario, estudios cristianos, una misión de rescate o un refugio para personas en situación de calle. Un hogar para los ancianos, un orfanato o centro de adopción, una organización en contra de enfermedades sociales como el tráfico de drogas o la adicción. Hay un sin número de oportunidades. Se compasivo y toma acción.
10. Adora lo eterno
Antes, mencione al Dr. Ken Nichols y a los Ministros Vivos que significa “Siempre viviendo mirando la eternidad”. Vernon Brewer de La ayuda del mundo escribió sobre un momento definitivo en su vida: “Me he determinado a vivir mi vida de tal forma que cada día intentaré logar al menos una cosa que me haga sentir vivo y dure para la eternidad”. El autor Tim Grisson pregunta en Vida en Acción, “¿Qué estás haciendo hoy que tenga la aprobación del cielo en ello?”
Estos hombres tienen algo en común. Ellos viven para la eternidad—ellos la adoran.
Cuando miramos a lo eterno, lo que no se ve, no “perdemos corazón”. Cuando consideramos nuestra esperanza viva y la herencia a ser revelada en el fin de los tiempos, podemos superar las pruebas de la vida. Cuando pensamos acerca del día en el que nuestros cuerpos mortales tengan la inmortalidad, podremos regocijarnos y alinearnos con el trabajo del Señor. Los cristianos tienen un futuro brillante y eterno. ¡Alistémonos para el!