10 Formas De Luchar Contra La Tentación A Pecar

Cuando nos enfrentamos a la tentación, si nuestro pensamiento es siempre “voy a caer”, probablemente lo hagamos. Nuestros pensamientos son muy poderosos y la tentación tiene su forma de hacernos sentir completamente desesperados. Pero los sentimientos no equivalen a la verdad. Nuestra biblia nos dice: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13) Con el poder y la fortaleza de Cristo podemos superar la tentación, así que pensemos de esta manera.

Cuando te encuentres pensando acerca del pecado o acerca de fallar, di la verdad en voz alta. Repítete a ti mismo “Esto no es lo que Cristo quiere para mi” Hay una fuerte conexión entre nuestra lengua y nuestro corazón. Decir la verdad puede ayudar a nuestros corazones a alinearse con la verdad y a mantenernos lejos de caer en la tentación.

Dios nos ofrece su fortaleza, pero muchas veces no la utilizamos porque simplemente no la pedimos. “Codiciáis y no tenéis, por eso cometéis homicidio. Sois envidiosos y no podéis obtener, por eso combatís y hacéis guerra. No tenéis, porque no pedís. Pedís y no recibís, porque pedís con malos propósitos, para gastarlo en vuestros placeres” Santiago 4:2-3

Cuando nos encontramos tentados, inmediatamente pensamos en lo que necesitamos para hacerlo mejor y olvidamos que Dios está justo aquí listo para ayudarnos. Orar cuando estamos tentados nos ayuda a mantener nuestra mente en nuestro Dios. Pedirle a Dios que nos ayude a superar la tentación es una oración a la cual él ama responder con un ¡Sí!

Antes de que Jesús fuera tentado en el desierto, él se adelantó. Cuando nos adelantamos, sacrificamos en lo físico para darle más atención a lo espiritual. ¿Por qué esto es importante cuando nos enfrentamos a la tentación? Porque esta es una batalla espiritual. Efesios 6:12 nos dice: “Porque nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los poderes de este mundo de tinieblas, contra las huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.” Las batallas espirituales no pueden ganarse con armas físicas, adelantarnos a ellas es una buena forma de construir músculos espirituales y mantener nuestra vista fija en Dios.

Hablando de construir músculo espiritual, la palabra de Dios provee una buena forma de hacerlo. Si te encuentras luchando en un área particular, sugiero que busques pasajes de la biblia acerca de ese tema en específico y te tomes el tiempo para estudiar, meditar y memorizar cada uno de ellos. La palabra de Dios tiene el poder de cambiar vidas y ayudarnos en nuestros momentos de mayor debilidad.

Cuando luchas contra una tentación recurrente, no es bueno que lo hagas sola. Pedir ayuda a un amigo maduro espiritualmente y al que le tengas confianza puede contribuir enormemente. Gálatas 6:2 nos dice: “Llevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo”. Los ánimos y un consejo sabio pueden llevarte a recorrer un largo camino cuando se trata de nuestra lucha en contra de la tentación. Por si no te has dado cuenta, nuestras tentaciones más fuertes ocurren cuando nos encontramos solos. El enemigo sabe que es nuestro momento de mayor debilidad. Para luchar contra esta táctica debemos resistir la urgencia de pensar que podemos luchar por nosotros mismos y pedir ayuda.    

Como mencioné antes, la tentación no es lo mismo que el pecado. Aun así, cuando nos encontramos en situaciones propensas a enfrentarnos a la tentación nos sentimos derrotados en la frustración y pensamos que hay algo malo en nosotros. Pero ser tan duros con nosotros mismos sólo intensifica la situación. Recuerda que, a pesar de todo, Dios está contigo y no hay tentación que pueda separarte de su amor. Romanos 8:39 nos dice “ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro.”   

Hablar con alguien que haya estado tentado de una forma similar a ti y la haya superado proporciona una buena fuente de estímulo. Nos recuerda que la victoria está a nuestro alcance y nos da esperanza. Una buena alternativa sería encontrar un libro o blog escrito por alguien que haya superado la misma tentación que tú. Leer su historia te servirá como recordatorio de que, si Dios pudo hacerlo por ellos, seguramente puede hacerlo por ti también.

La tentación intenta llenar algún vacío que tengamos, usualmente en áreas que solo Dios puede llenar. Su propósito es alejar nuestras miradas de Dios y hacernos pensar que obtendremos satisfacción verdadera en algún otro lugar. Por esta razón, la tentación trabaja mejor cuando estamos faltos de Dios y nuestras almas están secas y sedientas. Sin embargo, si nos aseguramos de que nuestro tanque espiritual esté siempre lleno le damos a la tentación menos poder cuando esta llegue. Podemos hacer esto orando, leyendo nuestra biblia y reuniéndonos con otros creyentes. En conclusión, simplemente necesitamos estar seguros de que estamos desarrollando y nutriendo de una forma consistente nuestra relación con el Señor.

Algunas tentaciones se salen de control y entran a nuestra vida porque les permitimos que lo hagan. Evadir este tipo de tentación es tan sencillo como alejarnos de cosas que incrementen nuestro deseo de pecar y disminuyan nuestro deseo de Dios. Ora al Señor para que te revele estas cosas y pide fortaleza para cortar con ellas. Tal vez es una serie de televisión, un cierto tipo de música, una relación o un grupo de amigos. Tal y como Hebreos 12:1 nos instruye. “Por tanto, puesto que tenemos en derredor nuestra tan gran nube de testigos, despojémonos también de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos envuelve, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante”

Cuando somos tentados no podemos olvidar que Dios es agraciado y que necesitamos descansar en su gracia. Es SU gracia, no nuestro trabajo lo que nos da poder para superarla. Es SU amor, no nuestro esfuerzo lo que nos da la victoria. Recuerda, no todo depende de ti. Dios está justo en la batalla contigo dándote todo lo que necesitas para ganar.