10 formas en que los padres pueden compartir el evangelio con sus hijos

Los niños aprenden mejor haciendo. Saca los disfraces, deja que los niños creen un escenario y hagan una obra para ti como audiencia. Ponlos a hacer presentaciones basadas en las historias de la Biblia. Mientras más detalles inserten en la historia mejor. Sentirán como que son parte de una historia y serán capaces de aplicar lo que aprendan de forma práctica en la iglesia.

Los títeres son una buena manera de aplicar las verdades de la Biblia. Pueden usar simples marionetas, como las que hiciste alguna vez con calcetines, o títeres más elaborados con bocas que se muevan al jalar una cuerda o manipuladas por tu mano. Los niños aman los personajes con voces divertidas y trajes elaborados, esto los ayuda a involucrarse en la lección. También hace que lo recuerden más.

No todas las tradiciones son malas. La escuela dominical es una oportunidad buena y tradicional para que tu hijo aprenda la palabra de Dios en un salón de clases lleno de niños de su edad. Envía a tus hijos a la escuela dominical de tu iglesia si tienen una. Los niños no pueden tener la palabra en su corazón si no saben lo que es ¿cierto? A menudo los niños cantan canciones, hacen manualidades e interactúan con la lección matutina. Estas actividades amigables para niños, centradas en la palabra de Dios, ayudará a que las historias y los versos de la Biblia se queden con ellos para los años venideros.

Memorizar versos no tiene porqué ser aburrido. Escoge versos que quieras que impresionen a tus hijos y colócalos en lugares prominentes en tu casa. El espejo del baño, la mesa del desayuno y el mesón de la cocina son lugares en los que podrías colocar una tarjeta con un verso. Si tu hijo no es el más observador o aún no puede leer, puedes enseñarles una canción que lleve por letra algún verso de la Biblia. Piensa en cuántos versículos de la Biblia conoces de corazón por una canción. También, el incentivo es clave. Da un premio a quien pueda memorizar más en la semana. ¡Y un bono extra por cantar!  

Pablo invirtió en Timoteo porque él vio potencial en él. Tus hijos necesitan que veas el potencial en ellos también. 1 Timoteo 4:12 dice, “No permitas que nadie menosprecie tu juventud; antes, sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, fe y pureza.” ¿Cómo puede alguien de las generaciones más jóvenes poner un ejemplo si nunca han visto cómo luce un ejemplo? Tú eres el mejor maestro de tu hijo. Vive lo que crees en tu vida y pronto tus hijos también lo harán.

Tus hijos son especiales no por lo que hacen sino por quienes son. Las madres tienen el privilegio de reconocer el valor de sus hijos. A veces lo único que hace falta es un abrazo, pasar tiempo de calidad con ellos o permitirles compartir sus historias contigo. Esto es parte del proceso de discipulado. Al reconocer sus dones y talentos únicos, estableces confianza. Una vez que la confianza se ha establecido, puedes orar por sus vidas y asistirlos en su viaje espiritual.

Los padres no solo son instrumentos para traer niños al mundo, sino también para desarrollar su vida espiritual. El Espíritu Santo permanece en tus hijos también cuando reciben a Cristo, pero debe ser encendido. Ayuda a tus hijos a seguir al Espíritu, no a apagarlo. Puedes ayudar a encender la llama que, una vez encendida, es imposible de extinguir. El Espíritu Santo ha dado dones y talentos únicos a cada uno de tus hijos. Estudia la palabra de Dios juntos. Imparte tu sabiduría y conocimiento acerca del mundo en ellos.

¿Tú o tus hijos saben cuáles son sus dones espirituales? Ayudarlos a encontrar un lugar para servir dentro de la iglesia es una gran forma de ayudar a tu hijo a descubrir y a hacer crecer esos dones. Cada hijo joven puede usar sus dones para servir a otros. Permitirles ayudar de formas apropiadas les enseña que la iglesia no solo trata de lo que obtienen, sino de lo que pueden dar. Invítalos a la alegría de servir a otros por amor a Dios.

Dios podría haber creado a Adán y Eva como lo hizo con el sol, la luna y las estrellas. En cambio, Él bajó a nuestro nivel y usó Sus propias manos. Él tocó cada grano de polvo y lo uso para moldear a los hombres. Su amor por los seres humanos fue tan grande que literalmente eligió meterse en el sucio y ensuciarse a sí mismo por el bien de nuestras vidas. Baja y ensuciate en la vida de tus hijos y ayúdalos a través de las pruebas y de los triunfos.      

Eso puede significar hablar con ellos acerca de las situaciones feas que arriesgan su crecimiento espiritual (abuso, peligro en la internet, etc.) Sumérjanse en la palabra de Dios y déjalos extrapolar sus conclusiones acerca de amigos y actividades que puedan corromper su carácter. Luego motívalos a traer belleza y redención a esa situación. Ellos necesitan ser capaces de demostrar la luz de Cristo a aquellos a su alrededor. Muestrales lo que significa “para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin tacha en medio de una generación torcida y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo,” Filipenses 2:15

Tienes el poder de compartir el mensaje del evangelio en formas reales y tangibles con tus hijos. Con honestidad, valor auténtico, impartiendo tu sabiduría, autoridad y reconociendo consistentemente el valor de tus hijos, puedes mantener la llama que, una vez encendida, es imposible de extinguir.

-----------------------------------------------------------------------------

Michelle S. Lazurek es una autora ganadora de premios, vocera, esposa de un pastor y madre. Ganadora del premio Golden Scroll en la categoría de libro infantil del año y la medalla de plata “Luz Fortalecedora”, es miembro de la Red de Autores Cristianos y la Asociación de Escritores y Voceros. Su primer libro publicado con la editorial Leafwood, “Una invitación a la mesa” salió en septiembre de 2016. Ella también enseña en varios talleres como, la Conferencia de Escritores Cristianos de Montrose. Ella y su esposo viven en Coudersport, Pensilvania, con sus dos hijos, Caleb y Leah. Para más información, por favor visita su sitio web michellelazurek.com