10 Maneras De Evadir La Adultez Tardía

El primer paso es ser honesto contigo mismo. No puedes comenzar a adentrarte en la adultez mientras vivas en negación. Ahora, sé que es fácil quedar atrapado en la trampa de la negación. ¡He estado ahí un montón de veces antes! Pensaba que sería mejor mentirme a mí misma que enfrentar la vergüenza de mi realidad. Pero, la verdad del asunto es que la vergüenza no debería ser el factor conducente en el crecimiento hacia la adultez porque no hay que avergonzarse de tu situación actual. Por el contrario, enfoquémonos en el lado positivo de lo que se avecina.

Mira al espejo y di esto para ti mismo “Soy un hijo de Dios. Soy valorado. Amado y mucho más. Pero estoy posponiendo innecesariamente mi crecimiento hacia la adultez. Necesito pisar firme y comenzar a tomar responsabilidad por mi vida para poder ser plenamente la persona que Dios me creo para ser.”

¡Bien! Ahora que hemos sido honestos con nosotros mismos, tomemos el siguiente paso: Sacar las excusas de nuestras vidas.

“El costo de la vida era mucho más bajo cuando mis padres tenían mi edad”

“Nadie nunca me enseñó a pagar mis impuestos, comprar una casa o solicitar préstamos estudiantiles”

“Cada trabajo me pide de 3 a 4 años de experiencia en el campo”

“Me mudaría, pero mis padres podían sentirse solos sin mi”

Estas excusas, junto con muchas más, son el factor número uno que te detiene de “ser adulto”. ¿Son válidas? Probablemente. Pero ¿Las estas usando como un mecanismo de defensa por tu adultez tardía? Absolutamente.

La próxima vez que comiences a buscar excusas para saltarte tu responsabilidad, evalúa honestamente el proceso de tus pensamientos. ¿Estás simplemente buscando excusas para evadir crecer o tienes una razón verdadera? (Una pista: tus padres podrán extrañarte, pero tampoco les importará mucho que su hijo de 42 años por fin se busque su propio hogar)

Con nuestro nuevo sentido de la honestidad y responsabilidad, es momento de hacer algo aterrador: salirte de la zona cómoda.

Sé que es duro, créeme. Soy la reina de las rutinas, no me gusta el cambio. Me conozco muy bien y sé que me habría quedado en mi pueblo natal, viviendo con mis padres y trabajando en la secundaria a la que asistí, todo porque era cómodo. En cambio, me reté a mí misma. Viaje por el mundo por un año luego de la universidad y luego tome un trabajo al otro lado del país.

¿Por qué hacer esto cuando habría preferido quedarme en casa? Porque sabía que Dios tenía más para mí, sabía que necesitaba salirme de lo que me hacía sentir cómoda, para depender de él.

Dios también tiene más para ti. No digo que dejes el país o te mudes a miles de millas de distancia. Pero comienza a salirte de tu zona de comodidad y asómbrate de todo lo que Dios provee.

Así como otros en mis mediados 20, la gente sufriendo de adultez tardía está a mí alrededor. Muchos de los cuales no lo aparentan. Viven por sí mismos, lejos de sus padres y tienen trabajos bien pagados.

Pero si miras bien, sus padres pagan por todo: su carro, su apartamento, sus utilidades. Incluso, ¡tienen la tarjeta de crédito de sus padres agregada a su cuenta de iTunes! Para completar, finalizan el año sin ahorros sin haber tenido que pagar ni una sola factura.

A pesar de que es bueno tener padres atentos, este comportamiento no permite que el adulto tardío aprenda a crear sus presupuestos. Están perdiendo su dinero en lujos, sin saber el costo real de la vida.

Si este eres tú, te recomiendo empezar a pagar tus cuentas. Comienza por algo pequeño: tus gastos de entretenimiento, tus compras y tu combustible. Luego intenta con cosas como el seguro, la renta y pagos del automóvil. Si vas a tener esas cosas, es mejor que pagues por ellas.

Con la confianza de haber pagado tus gastos, es momento de empezar a buscar un lugar para vivir. Múdate, búscate un lugar propio y experimenta lo que es ser el adulto a cargo de tu hogar. Es asombroso lo que podrás aprender cuando tengas que ser el único que se asegure de que hay comida en el refrigerador, o el único que tenga que pagar la factura del gas, o el que tenga que encargarse de la limpieza.

Algunas personas son incapaces de mudarse de la casa de sus padres por razones coherentes. Si ese eres tú, busca formas de ayudar a tus padres a mantener el hogar. Comienza a pagar la renta. Haz las compras. Ayuda a reparar lo que este averiado. Haz diligencias en el hogar. Haz quehaceres. Sé una bendición en el hogar, no una carga.

Una de las mayores creencias sobre la vida es que es normal graduarse de la universidad, comprar un carro nuevo, una casa y llenarla con las cosas más lindas. ¿Por qué creemos esto? Por el espíritu de la comparación. Vemos programas o seguimos personas en Instagram que son jóvenes y parecen tenerlo todo.  

Pero esa no es la realidad, a menos que tengamos un montón de deudas con los bancos. ¿Recuerdas cuando usamos la excusa de que nuestros padres la tuvieron más fácil? Pudieron haber comprado una casa cuando tenían 21, pero se esforzaron para eso. Trabajaron largas horas en una fábrica, ahorraron dinero y tenían una casa llena de muebles fragmentados. Comieron pasta simple 5 días a la semana y se consentían con una salsa de tomates los fines de semana. No se fueron de vacaciones fuera del estado hasta que tuvieron 50.

Está bien abrazar la lucha de vivir por tu cuenta, sobreviviendo en arroz y frijoles para la cena, y escuchando audios de tu iPhone 4 de segunda mano. Recuerda, la vida por tu cuenta requiere de esfuerzo y no eres un fracasado porque simplemente estás comenzando.

Cuando entres en la adultez, hay una cosa que puedo garantizar: te equivocarás. Mucho, de hecho.

Probablemente he cometido miles de equivocaciones en los 5 años posteriores a mi graduación de la universidad. Una vez olvidé pagar el gas… por 16 meses porque no sabía que tenía un servicio de gas, a pesar de tener una chimenea. Salí con al menos tres chicos que no eran apropiados para mí. Tuve que introducir una enmienda por mis impuestos. También choque a dos carros estacionados debido al hielo negro.

Pero ¿adivina qué? Lo logré. Tengo un crédito alto, tengo un carro sin golpes en él y hasta salí con un chico completamente apropiado para mí y ahora ¡estamos casados! Todo esto para poder decir que es normal equivocarse. Levántate y sigue hacia adelante.

Hay usualmente una lección de vida esperando del otro lado de tus equivocaciones. Pero, también puedes evadir un montón de equivocaciones tomando la iniciativa de aprender lo que no sabes. Vivimos en un mundo en donde tenemos una cantidad infinita de información al alcance de la mano.

¿No estás seguro de cómo pagar tus impuestos? Lee el blog de un contador. ¿Tratando de crear un presupuesto? Busca consejos en Pinterest. ¿No sabes cambiar el faro a tu carro? Mira un video de YouTube.

No te sientes a lamentarte porque no puedes reparar la gota del lavabo o porque no sabes cómo sacar una mancha de tu camisa favorita. ¡Investiga e intenta! Las palabras no pueden describir el sentido de logro que sentirás luego de que hayas aprendido nuevas habilidades de vida exitosamente.

Un hecho conocido sobre mí es que odio el conflicto. Lo evado a toda costa, y cuando soy forzada a enfrentar el conflicto, me quedo en las esquinas. Pero, parte de ser adulto incluye tener conversaciones difíciles, incluso cuando quieres correr en dirección contraria.

En vez de dejar notas pasivo-agresivas a tu compañera de habitación, siéntate y habla con ella. Cuando tu compañía de televisión por cable acumula un montón de tarifas ocultas, llámalos y negocia un precio más bajo. Cuando una relación ha llegado a su fin, se valiente y termínala. Si crees que mereces un aumento en tu trabajo, pide uno.

Ahora estás a cargo de tu vida, tienes que comenzar a luchar por ti. No puedes dejar que las personas pasen por encima de ti. Aunque pueda ser engorroso para muchos el tener que involucrarse en estas conversaciones tan fuertes, valdrá la pena una vez que todo esté dicho.

La última forma de evadir la adultez tardía es tener gracia por ti mismo. Puede ser un poco intimidante pisar en tu propio mundo. Pero sin gracia, parece una idea totalmente imposible.

Entrar con confianza en la adultez es mucho más fácil cuando te permites a ti mismo el fallar. No tienes que hacerlo perfecto. No tienes que tener todo bajo control. Está bien tropezarse y caer. Está bien llorar (Bueno, espero que sí, porque yo lo hago mucho)

Volviendo a las verdades que nos dijimos antes: “Soy un hijo de Dios. Soy valorado. Amado y mucho más. Estoy saliendo de mi zona cómoda para poder llegar a ser plenamente lo que Dios me ha creado para ser. Él es fiel y me guiará a través de este proceso”