La primavera es la temporada para organizar el desorden en casa. Así como las cosas desordenan un hogar, los pecados pueden desordenar un corazón. Aunque algunas transgresiones como la amargura, los celos y la falta de perdón son discutidas a menudo, demos un vistazo a otros pecados –esos que se mezclan con la cultura actual y pueden estar ocultos dentro de los corazones y justificados en los comportamientos. Debajo hay 10 pecados que pueden estar desordenando tu corazón, así como consejo bíblico acerca de cómo removerlos.
1. Le necesidad de tener siempre la razón
¿Siempre tienes que tener la razón y los otros estar de acuerdo con tus decisiones?
Querer tener la razón siempre tiene raíces en el orgullo, acerca del cual la Biblia tiene mucho que decir. “El que menosprecia a su prójimo carece de entendimiento, pero el hombre prudente guarda silencio.” Proverbios 11:12
En vez de gastar tiempo y energía en probar que tienes la razón, o enfadarte cuando otros no estén de acuerdo, pídele a Dios que te muestre si estás errado. Escoge humillarte a ti mismo ante la posibilidad de estar errado, aun si crees o no. Cuando lo haces, Proverbios 29:23 dice que ganarás honor: “El orgullo del hombre lo humillará, pero el de espíritu humilde obtendrá honores.”
También pídele a Dios que revele la verdad a aquellos que no están de acuerdo contigo.
2. Culpar a otros
Culpar a otros se ha convertido en un pasatiempo nacional. Si te has visto atrapado en la obsesión de culpar a otros en las redes sociales, tu corazón puede que necesite un barrido para remover la actitud crítica.
Mateo 7:3 pregunta, “¿Y por qué miras la mota que está en el ojo de tu hermano, y no te das cuenta de la viga que está en tu propio ojo?”
Porque es más sencillo ver la debilidad y las fallas de otros mientras ignoras las propias, las escrituras continúan con, “¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás con claridad para sacar la mota del ojo de tu hermano.” Mateo 7:5.
Proverbios 11:9 dice que una boca hipócrita destruye a su vecino. Si necesitas una limpieza de una actitud hipócrita, “Poneos a prueba para ver si estáis en la fe; examinaos a vosotros mismos. ¿O no os reconocéis a vosotros mismos que Jesucristo está en vosotros, a menos de que en verdad no paséis la prueba?” 2 Corintios 13:5.
3. Negar bienes a otros
¿Has pensado en hacer algo bueno por alguien, pero luego dejaste que otros te alejaran de hacerlo o cambiaran tu forma de pensar? ¿Te quedas callado cuando surgen las oportunidades para hacer un cumplido a alguien?
Si es así, estás negando bienes a otros. Proverbios 3:27 dice, “No niegues el bien a quien se le debe, cuando esté en tu mano el hacerlo.”
Dios da libremente, como dice Salmos 84:11, “Porque sol y escudo es el SEÑOR Dios; gracia y gloria da el SEÑOR; nada bueno niega a los que andan en integridad.”
Adicionalmente, las escrituras nos motivan a, “Dad, y os será dado; medida buena, apretada, remecida y rebosante, vaciarán en vuestro regazo. Porque con la medida con que midáis, se os volverá a medir.” Lucas 6:38
Entiende que tu renuencia a dar puede estar atrasando lo que otros quieren darte. Elige resistir tentaciones a negar bienes a otros.
4. Practica la parcialidad
¿Es tu principal objetivo conocer nuevas personas para crear una red de conexiones que te ayuden a alcanzar tus metas?
Si es así, ¿cómo respondes a los individuos que no tienen nada que ofrecer, en cuanto a conexiones, oportunidades o estatus? ¿Te encuentras a ti mismo pasándolos de alto en búsqueda de mayores oportunidades y reuniones ventajosas?
Aunque no hay nada malo acerca de querer construir relaciones, Proverbios 28:21 nos advierte, “Hacer acepción de personas no es bueno, pues por un bocado de pan el hombre pecará.”
Si te encuentras a ti mismo practicando la parcialidad, pídele a Dios que te ayude a ser más como él. Romanos 2:11 nos dice que Dios no muestra parcialidad o favoritismo. Pídele que te de Su sabiduría, el tipo de sabiduría que viene del cielo y es imparcial y sincera. (Santiago 3:17).
5. Ver a otros con competencia
¿Encuentras Facebook, Twitter e Instagram con su reto para coleccionar más me gusta, comentarios y seguidores, como causa de ver a otros como competencia?
Jesús dejó claro a los Apóstoles que, “Jesús Sentándose, llamó a los doce y les dijo: Si alguno desea ser el primero, será el último de todos y el servidor de todos.” Marcos 9:35
Bien sea en línea, en las redes, en la iglesia o en el vecindario, ver a otros con rivalidad entra en conflicto con lo que nos urgen las escrituras, “Ámense unos a otros con un afecto genuino y deléitense al honrarse mutuamente.” Romanos 12:10
La buena noticia es que no tienes que competir para tener valor porque Dios ya te ha dado el valor más alto posible. Colosenses 1:22 describe como “Él los reconcilió consigo mediante la muerte de Cristo en su cuerpo físico. Como resultado, los ha trasladado a su propia presencia, y ahora ustedes son santos, libres de culpa y pueden presentarse delante de él sin ninguna falta.”
En vez de competir, busca formas de motivar y enaltecer a aquellos a tu alrededor sabiendo que estás sirviendo a Dios al hacerlo.
6. Tener argumentos
Los sitios en línea ofrecen oportunidades para que los argumentos y controversias existan, haciendo socialmente aceptable discutir acerca de todo.
Aun así, las escrituras describen este tipo de atmósfera como “Cualquiera que enseñe algo diferente es arrogante y le falta entendimiento. Tal persona tiene el deseo enfermizo de cuestionar el significado de cada palabra. Esto provoca discusiones que terminan en celos, divisiones, calumnias y malas sospechas.” 1 Timoteo 6:4
Aunque la sociedad promueve el ser argumentativo, la Biblia nos urge “Recuérdales estas cosas a todos y ordénales en presencia de Dios que dejen de pelearse por palabras. Esos altercados son inútiles y pueden destruir a los que los oyen.” 2 Timoteo 2:14.
En lugar de discutir, 1 Pedro 3:9 te motiva a “No paguen mal por mal. No respondan con insultos cuando la gente los insulte. Por el contrario, contesten con una bendición. A esto los ha llamado Dios, y él los bendecirá por hacerlo.”
Elige evadir agregar combustible a discusiones volátiles al buscar formas de disminuir desacuerdos y controversias.
7. Enalteciéndote a ti mismo
En un mundo de logros, resulta sencillo sentirnos inseguros y queremos que otros se den cuenta de nosotros. La promoción propia es aplaudida en primera plana en redes sociales. Sin embargo, Judas 1:16 nos advierte acerca de buscar atención al enaltecerte por tu ventaja propia. Aun así, las escrituras nos motivan a enaltecernos en Dios, diciendo, “Estos individuos son rezongones, se quejan de todo y viven solo para satisfacer sus deseos. Son fanfarrones que se jactan de sí mismos y adulan a otros para conseguir lo que quieren.”
Dios describe más en Jeremías 9:23-24, que dice, “No dejen que el sabio se jacte de su sabiduría, o el poderoso, de su poder, o el rico, de sus riquezas. Pero los que desean jactarse que lo hagan solamente en esto: en conocerme verdaderamente y entender que yo soy el Señor quien demuestra amor inagotable, y trae justicia y rectitud a la tierra, y que me deleito en estas cosas. ¡Yo, El Señor, ¡he hablado!”
En vez de enaltecerte, busca deleitar a Dios enalteciéndolo a él.
8. Vivir de ambiciones egoístas
La cultura presente trata mucho de una mentalidad de “yo primero”, estresándote acerca de cómo necesitas seguir tus sueños, ante todo, sin dejar que nadie se atraviese en tu camino.
Sin embargo, las escrituras nos urgen a que, “No sean egoístas; no traten de impresionar a nadie. Sean humildes, es decir, considerando a los demás como mejores que ustedes.” Filipenses 2:3
Las ambiciones egoístas han llevado a los individuos a cosas como socavar compañeros de trabajo para adelantarse, abandonando esposos e hijos para alcanzar sus aspiraciones, y llevando a un sin número de personas a un estilo de vida destructivo. Santiago 3:16 describe, “Pues, donde hay envidias y ambiciones egoístas, también habrá desorden y toda clase de maldad.”
Si tus sueños te están descarriando, pídele a Dios que refine tus ambiciones para que estas se alineen con Su deseo para tu vida. Entiende que Él tiene sueños para ti también, como dice Jeremías 29:11, “Pues yo sé los planes que tengo para ustedes —dice el Señor—. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza.”
9. Encontrar satisfacción en actividades cuestionables
¿Usas la excusa de ser “culturalmente relevante” para justificar la participación en actividades cuestionables? ¿Estás racionalizando tomar parte en cosas que tu carne disfruta hacer? ¿Escoges música, películas, bromas, libros, palabras irrelevantes?
Si es así, Efesios 5:15 te motiva a “Vivir por el poder del Espíritu Así que tengan cuidado de cómo viven. No vivan como necios sino como sabios.”
Las escrituras también nos advierten, “¡Qué aflicción para los que dicen que lo malo es bueno y lo bueno es malo, que la oscuridad es luz y la luz es oscuridad, que lo amargo es dulce y lo dulce es amargo!” Isaías 5:20
Algunos claman que, al participar en actividades mundanas, ganarán un mejor entendimiento y la habilidad de alcanzar individuos perdidos. Pero Jesús ministró muy bien la humanidad perdida sin formar parte de hechos pecaminosos. Recuerda que Él es tu ejemplo de cómo cuidar a las personas, no el mundo.
Asimismo, Romanos 12:2 nos urge a, “No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta.”
Antes de escoger lo que te satisface, estudia la palabra de Dios para que puedas saber la diferencia entre el bien y el mal (hebreos 5:14) y pídele a Dios que te guíe (Salmos 143:10).
10. Usar vestimentas debatibles
¿Cómo escoges tus prendas de vestir? ¿Estás más preocupada acerca de lucir sexy y provocativa que ser santa?
1 Timoteo 2:9 motiva a mujeres a “Y quiero que las mujeres se vistan de una manera modesta. Deberían llevar ropa decente y apropiada y no llamar la atención con la manera en que se arreglan el cabello ni con accesorios de oro ni con perlas ni ropa costosa.”
Muchos pueden discutir que vestirse de forma modesta es subjetivo, aún así, algunas elecciones son obviamente más sanas que otras. Un enfoque útil al escoger ropa es considerar cómo esperas que otras mujeres alrededor de tu esposo, novio, padre, hijos y hermanos se vistan, aplica ese criterio a tus propias elecciones.
Romanos 14:13 nos urge a, “Así que dejemos de juzgarnos unos a otros. Por el contrario, propónganse vivir de tal manera que no causen tropiezo ni caída a otro creyente.”
En vez de seguir a la celebridad o la moda al decidir que usar, pídele al Espíritu Santo que te guíe. Si estás insegura acerca de ciertos estilos, toma tu resistencia como una pista de su posible efecto en otros, considerándolos más importantes que tú misma (Filipenses 2:3). Busca complacer a Dios en cómo te vistes, recordando, “Pero el Señor le dijo a Samuel: —No juzgues por su apariencia o por su estatura, porque yo lo he rechazado. El Señor no ve las cosas de la manera en que tú las ves. La gente juzga por las apariencias, pero el Señor mira el corazón.” 1 Samuel 16:7.
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Lynette Kittle es una esposa con cuatro hijas. Disfruta escribir acerca de la fe, el matrimonio, la paternidad, las relaciones y la vida. Su escritura ha sido publicada por Enfócate en la Familia, Decisión, La Mujer Cristiana de Hoy, kirkcameron.com, Ungrind.com, y más. Tiene una licenciatura en Comunicación de la Universidad Regente y sirve como Productor Asociado en Soul Check TV.