Problemas Maritales Los matrimonios pueden fracasar por varias razones y a veces por la combinación de muchas razones. Cualquiera de los siguientes puntos debería ser motivo de preocupación y acción inmediata. Problemas personales y espirituales que no son atendidos y tratados debidamente afectarán a ambas parejas, inclusive si una de las dos no está consciente o es inocente. Aunque hay muy pocas diferencias entre los dolores y problemas maritales de los matrimonios cristianos y los no cristianos, un creyente en Cristo Jesús tiene la capacidad de reconocer problemas en luz de la Palabra de Dios y de esta forma experimentar el poder transformador del Espíritu Santo. Un matrimonio perfecto e ideal es un matrimonio de ficción, pero un matrimonio alegre puede ser una realidad. Aquí presentamos 20 razones por las cuales fracasan los matrimonios, incluyendo los matrimonios cristianos:
1. Un Espíritu Rencoroso
Aprender a perdonar es crítico para obtener harmonía. En lugar de permanecer obsesionados por el mal o los males que se te han cometido, trata a tu cónyuge de la misma manera que DIos te trata a tí, “soportándoos unos a otros y perdonándoos unos a otros, si alguno tiene queja contra otro; como Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros” (Colosenses 3:13).
2. Presión Económica
No pases toda tu vida tratando de ganar más y de gastar aún más porque terminarás esclavizandote a una vida de insatisfacción, materialismo, y estrés sin fin. “Porque la raíz de todos los males es el amor al dinero, por el cual, codiciándolo algunos, se extraviaron de la fe y se torturaron con muchos dolores” (1 timoteo 6:10)
3. Infidelidad
La lujuria siempre lleva a cometer infidelidad con el corazón, mente, y cuerpo. Simplemente, no hay experiencia sexual cometida fuera del matrimonio que sea buena. Dios nunca te dejará enamorarte con alguien más que no sea tu cónyuge. “No cometerás adulterio” (Éxodo 20:14).
4. Inseguridad y Preocupación
Aparta tus ojos del mundo y de su ilusión de felicidad; jamás encontrarás verdadera paz en nada o nadie que el mundo te ofrezca. “Porque los gentiles buscan ansiosamente todas estas cosas; que vuestro Padre celestial sabe que necesitáis todas estas cosas. Pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:32-33).
5. Pecados Secretos
Si escondes cualquier tipo de fantasía o hábito pecaminoso pretendendiendo que algo no existe o no aceptar que algo esté mal sin duda crecerá más fuerte con cada día que lo sigas ignorando. “Has puesto nuestras iniquidades delante de ti, nuestros pecados secretos a la luz de tu presencia” (Salmos 90:8).
6. Diferencias Parentales
La Biblia es la mejor herramienta de enseñanza para los padres que encontrarás, busca siempre seguir a Cristo y busca dirigir los pasos de tus hijos hacia Cristo, deja que Cristo sea tu ejemplo parental. “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en la disciplina e instrucción del Señor” (Efesios 6:4).
7. Interferencia De Otras Personas
Parientes y amigos problemáticos, disfuncionales o manipuladores pondrán mucha presión en tu familia; busca sabiduría de parte de Dios para encontrar una buena perspectiva en las decisiones que tengas que tomar. “sometiéndoos unos a otros en el temor de Cristo” (Efesios 5:21).
8. Egoismo
Todos nos preocupamos por nuestro propio bien, especialmente cuando alguien cuestiona nuestro querer. Empieza por considerar primero la perspectiva de tu cónyuge, querer ganara todos los argumentos siempre, acabará por hacerte perder tu matrimonio. “Por tanto, a éste espero enviarlo inmediatamente tan pronto vea cómo van las cosas conmigo” (Filipenses 2:23).
9. Derecho
Sentir lástima de sí mismo, desilusión, y frustración son producto de tener una mentalidad en la que crees que tu mereces y tienes derecho a todo. Te cuidado de desarrollar este tipo de comportamiento, el cual refleja la autoalabanza de sí mismos. “Codiciáis y no tenéis, por eso cometéis homicidio. Sois envidiosos y no podéis obtener, por eso combatís y hacéis guerra. No tenéis, porque no pedís. Pedís y no recibís, porque pedís con malos propósitos, para gastarlo en vuestros placeres” (Santiago 4:2-3).
10. Inmadurez Espiritual y Emocional
Madurar requiere de toda una vida, asi que dale a tu cónyuge tiempo y espacio para crecer sin ponerlo en ridículo o reprimiendo por su inmadurez. Como matrimonio que son, rodeense de otros matrimonios maduros y con temor a Dios. “prosigo hacia la meta para obtener el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Así que todos los que somos perfectos, tengamos esta misma actitud; y si en algo tenéis una actitud distinta, eso también os lo revelará Dios” (Filipenses 3:14-15).
11. Duelo y Depresión
Todos pasamos por periodos de duelo, depresión y tristeza; sé de apoyo y comprensivo cuando tu cónyuge esté triste y siempre se de ayuda cariñosa. “Ten piedad de mí, oh SEÑOR, porque estoy en angustia; se consumen de sufrir mis ojos, mi alma y mis entrañas” (Salmo 31:9).
12. Avaricia
Fuiste creada para encontrar satisfacción solamente en la presencia de Dios. No alimentes tu avaricia por que las cosas que deseas no podrán satisfacer tu apetito. “Ningún siervo puede servir a dos señores, porque o aborrecerá a uno y amará al otro, o se apegará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas” (Lucas 16:13).
13. Pena
El Espíritu de Dios nos llama la atención cuando pecamos pero no nos avergüenza por nuestros errores. Acepta el hecho que la gracia de Jesucristo te hará libre de la pena que puedas sentir. “Todo el día mi ignominia está delante de mí, y la vergüenza de mi rostro me ha abrumado”( Salmo 44:15).
14. Enojo
Si tienes poca paciencia y cualquier cosa te enfurece, necesitas averiguar el por que y dejar de hacer excusas. Busca ayuda profesional para poder resolver tus problemas de ira el cual es un hábito adictivo y destructivo. “Sea quitada de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritos, maledicencia, así como toda malicia” (Efesios 4:31).
15. Deshonestidad
Nunca mientas, engañes o inculpes a tu cónyuge, no mantengas secretos el uno al otro porque esto creará una brecha enorme entre ambos, además, una falsa acusación siempre precede a más acusaciones. “No mintáis los unos a los otros, puesto que habéis desechado al viejo hombre con sus malos hábitos” (Colosenses 3:9).
16. Mundanería
Cuando tu corazón anhela reconocimiento, riqueza y belleza, creerás que tu valor yace en lo que eres y en lo que haces; y entre más dudes de tu valor más encontrarás que tu cónyuge te merece. “enseñándonos, que negando la impiedad y los deseos mundanos, vivamos en este mundo sobria, justa y piadosamente” (Tito 2:12).
17. Orgullo
Aquí yace la raíz de todo conflicto, inseguridades y pecado. Así que en lugar de pensar en ti misma utiliza tu tiempo y energía pensando en ustedes dandole gracia y amor a tu cónyuge. “Por la soberbia sólo viene la contienda, mas con los que reciben consejos está la sabiduría” (Proverbios 13:10).
18. Decepción
Cuando lleguen momentos difíciles puede que sientas que tu cónyuge no está haciendo lo suficiente o lo necesario para hacerte feliz. ¿En donde estas poniendo tus esperanzas? Si no es en Dios seguirás batallando con la decepción. Empieza a dar gracias a Dios por todo lo que provee en tu vida y tu decepción de desvanecerá. “¿Por qué te abates, alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios, pues he de alabarle otra vez por la salvación de su presencia” (Salmo 42:5).
19. Prioridades y Sistema de Valores Diferentes
Tu y tu cónyuge pudieron vivir con estándares diferentes antes de conocerse, lo que puede ocasionar desacuerdos y frustraciones. Intenta recordar que Dios te mantiene responsable por tus acciones; vive tu vida con tu esposa y no juzgues todas la acciones de tu cónyuge sin antes escuchar una razón o motivo. “Con todo mi corazón Te he buscado no dejes que me desvíe de Tus mandamientos.En mi corazón he atesorado Tu palabra, Para no pecar contra Ti” (Salmo 119:10-11).
20. Autoimagen
Si sufres de baja autoestima, la solución no será amarte más a ti misma. La solución es amar más a Dios y agradecerle por lo que hace en tu vida. Deja que Dios te transforme en su imagen, disfruta del proceso en lugar de compararte con otros. “Te daré gracias, porque asombrosa y maravillosamente he sido hecho, maravillosas son Tus obras, Y mi alma lo sabe muy bien” (Salmo 139:14).