Cada viernes, voy a iTunes a escuchar la canción más nueva de alabanza. Me emociona tanto escuchar lo que sale de los corazones de los líderes de alabanza hoy en día y descubrir lo que esperanzadamente será mi nuevo himno favorito. Mientras que la música de alabanza gana popularidad y más y más artistas de adoración y bandas de adoración de la iglesia lanzan nuevos sencillos, creo que puede confundirse fácilmente lo que significa verdaderamente la alabanza.
A través de más de 20 años liderando la alabanza en la iglesia local, así como también en escenarios más amplios en conferencias y eventos, el Espíritu Santo ha moldeado mi entendimiento de lo que realmente significa alabar. Alabar es más que una canción o evento… es más que los domingos por la mañana. Alabar trata de la intención detrás de tus palabras y la postura de tu corazón.
La alabanza es conexión
Más importante que nada es el momento durante la adoración en el cual son solo Jesús y tú. La distinción entre saber acerca de Jesús y conocerlo de verdad es lo que marca la diferencia en nuestras vidas. Fuimos creados para estar en una relación con el Padre. Fuimos hechos para estar conectados con Él, y una manera de hacer esto es a través de la alabanza. Esto puede hacerse en cualquier momento y en cualquier parte. Invitamos la conexión hermosa cuando dejamos de lado todo lo que estemos haciendo –bien sea en la ducha, el automóvil, haciendo lavandería o lavando los platos—y nos tomamos el tiempo de cantarle a Dios. Permanecer conectado a él es como crecemos y sabemos que podemos prosperar cada día. Somos las ramas y Él es el vino (Juan 15:5), y todo lo que hacemos fluye más placentero cuando estamos conectados al que da vida. Cuando elegimos alabarlo, aprovechamos Su fuente de poder, y Él nos conecta a la paz cuando estamos preocupados, a la alegría cuando sentimos dolor y a la fortaleza cuando somos débiles.
La alabanza es un estilo de vida de obediencia
Es seguro decir que sin la gracia de Dios, todos estaríamos descalificados. Venir a la presencia de Dios tiene una forma de limpiar mi corazón y mente en cualquier momento que comienzo a sentir que estoy fuera de los rieles espiritualmente. Es como presionar un botón de reseteo. El desorden comienza a desaparecer y mi perspectiva cambia. Recuerdo la frase “nos convertimos en quien contemplamos”, cómo he experimentado que mientras más me siento en los pies de Jesús, más me moldea para ser quien Él me creó para ser. A pesar de estar hecha a su imagen, a veces olvidamos como se supone que debemos lucir. Pero cuando lo miramos, recordamos de nuevo quienes somos. Como nuestro Buen Pastor, cuando divagamos, Él siempre busca traernos de regreso a Él mismo con su amabilidad.
La alabanza es guerra.
Cuando alabamos, estamos haciendo una declaración en el lugar celestial. Estamos enviando un recordatorio de que pertenecemos a Dios y de que Él lucha nuestras batallas por nosotros. El enemigo odia el sonido de nuestra alabanza, y ante el nombre de Jesús todas las rodillas deben inclinarse (Santiago 2:19). Así que cuando elegimos alabar a Dios en el medio de nuestras más grandes batallas, hacemos daños inmensurables al reino de la oscuridad. Cuando alabamos, Dios va a la batalla en nuestra representación. Podemos adorar nuestro camino desde el dolor, podemos alabar nuestro camino desde las tormentas.
La alabanza corporativa es hermosa. Amo cuando las personas se reúnen juntas para cantarle canciones a Dios y para declarar la verdad acerca de quién es Él y lo que Él dice acerca de nosotros. Cualquier momento que vengamos a Él con nuestros corazones comprometidos y nuestra vida rendida, Él es complacido. La Biblia dice que Él yace en nuestra alabanza (Salmos 22:3), que Él literalmente vive en nuestra alabanza. Dios se mueve por nuestra alabanza genuina y llena de fe. El creador del cielo y la tierra quiere sentarse y tener una comunión con nosotros. Él se acerca cada vez más mientras nos inclinamos a Él. Este es nuestro privilegio justo como hijos e hijas del Rey. ¡Qué verdad tan poderosa!
Michelle Schorp es una líder de alabanza de El intercambio en Nashville, TN, y miembro de The Arise Gathering, un evento femenino en ciudades alrededor del país para la oración, alabanza y ministerio profético. Su canción “Lucha por mi” está actualmente disponible en iTunes. Michelle vive en Nashville con su esposo y tres hijos.