El calor llenó mis mejillas mientras hablaba. Sus palabras presionaban cada vez más hasta que mi corazón se sintió atrapado tras ellas. ¿Qué había hecho yo para merecer tantas críticas? Me senté en silencio asombrada sin una pista de cómo responder. Solo quería que la conversación se acabara. Todos hemos experimentado momentos en los que un amigo, compañero de trabajo o familiar ofrece juicios duros. Pero también hay momentos en que las palabras habladas, aunque dolorosas de primera mano, son exactamente lo que necesitábamos escuchar. Así que ¿cómo disciernes entre las dos? ¿Cómo sabes si esta persona da respuestas constructivas o condena tus acciones? “Pero cuando Pedro vino a Antioquía, me opuse a él cara a cara, porque era de condenar. Porque antes de venir algunos de parte de Jacobo, él comía con los gentiles, pero cuando vinieron, empezó a retraerse y apartarse, porque temía a los de la circuncisión.” (Gálatas 2:11-12) En la instrucción de Pablo a la iglesia de Gálata, él cuenta acerca de un momento en el que corrigió a Cephas (también conocido como Pedro). Pablo notó que Pedro actuaba de una forma con los judíos y de otra forma con los gentiles. Puedo imaginar lo difícil que fue para Pablo tratar este asunto con Pedro. Después de todo, Pedro era uno de los doce discípulos. Era uno de los que proclamaba el evangelio incluso antes de que Pablo se volviera creyente. Aun así, Pablo siguió la instrucción de Dios y manejo un tema complicado con Pedro. Así que, ¿Cómo manejamos estas situaciones cuando surgen? La historia de Pablo nos da una perspectiva de valor acerca de estos momentos incomodos. Los siguientes consejos nos ayudarán a determinar un curso de acción cuando alguien que conocemos ofrece opiniones que no queremos escuchar.