7 Cosas Que Haría Diferente Si Educara A Mis Hijos Otra Vez

No trataría de protegerlos de todas las influencias externas del mundo. Los padres deben tratar de tener cuidado con respecto a lo que sus hijos están expuestos, pero podemos ser demasiado protectores. Educamos en el hogar, evitamos que nuestros hijos jueguen en los deportes de las escuelas públicas y no los dejamos ir a pedir dulces. Además, no dejamos que nuestros hijos miren Plaza Sésamo porque Oscar el gruñón tuvo una mala actitud.

Eventualmente, me di cuenta de que puedes poner a tus hijos en una burbuja y aún así eso no garantiza que el pecado no brote en sus corazones. Mi esposa y yo pensamos que, si hiciéramos todas estas cosas, garantizaríamos que nuestros hijos siguieran automáticamente al Señor. Ahora consideraría la forma de ser de cada niño individualmente para elegir el mejor tipo de educación para ellos. No hay mejor manera. La Biblia simplemente ordena a los padres que críen a sus hijos en el temor y la instrucción del Señor.

Intentaría no expresar decepción o conmoción cuando me confesasen un pecado. Aunque intenté no sorprenderme cuando uno de mis hijos confesó un pecado, hubo momentos en que bajé la cabeza o puse una expresión de dolor en la cara, lo que ciertamente impidió que quisieran abrirse ante mí.

No enfatizaría tanto en los modales. Es bueno que los niños aprendan a decir "por favor" y "gracias", pero en tantas comidas maltraté a mis hijos sobre sus modales. Lo justifiqué diciendo: "Algún día se te invitará a la Casa Blanca, y te avergonzarás si tienes malos modales mientras comes con el presidente".

Trataría de alentarlos más. Aunque traté de alentarlos, creo que proporcionalmente los corregí más. Ahora trataría de revertir eso.

“Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en la disciplina e instrucción del Señor” Efesios 6:4

Trataría de dibujarlos más como adolescentes. Hubo momentos en que nuestros hijos estaban pasando por experiencias realmente dolorosas cuando eran adolescentes, y fui demasiado rápido a repartir consejos espirituales en lugar de empatizar y tratar de entender lo que estaban pasando.

Trataría de no esperar que nuestros hijos cambien sus actitudes inmediatamente. Incluso ahora, no siempre soy el primero en tener una buena actitud, sin embargo, a menudo esperaba que mis hijos "se adaptasen" y cambiaran su actitud al instante. No haría eso ahora (espero).

En el mismo orden de ideas, tampoco buscaría que maduraran demasiado pronto. Estaba buscando el cambio y la madurez demasiado pronto. Los creyentes adultos tardan en cambiar. A veces se necesitan muchos años para ver el fruto del Espíritu Santo en los adultos, y mucho más en nuestros hijos.

Esto no tiene que ver con mi crianza, pero tampoco juzgaría a otros padres. A veces, si otro padre estaba teniendo problemas con su hijo, pensé que algo debían estar haciendo mal. Luego, me encontraba teniendo problemas con uno de mis hijos.