El arrepentimiento es una parte esencial de la vida cristiana, de la salud de las relaciones y del mantenimiento de una perspectiva certera del mundo. El arrepentimiento surge cuando dejamos de hacer nuestro “trabajo” disfuncional y nos aferramos a la alternativa de vida que nuestro Dios ofrece a nuestro pecado. Cuando dirigimos nuestro arrepentimiento hacia una persona que hemos ofendido, a menudo lo llamamos disculpa. Por esta razón, los cristianos deberían ser los mejores disculpándose. En el contexto de la ofensa (cuando somos la parte ofendida), puede ser difícil ser objetivos acerca de cuándo una disculpa es buena o mala, saludable o enfermiza, genuina o por obligación. Los motivos son subjetivos y raramente buenos o malos. En esta publicación, hago un resumen partiendo de publicaciones y recursos anteriores para poder identificar los indicadores de aquellos que hacen buenas disculpas (por ejemplo, honrando a Dios) e indicadores de una mala disculpa (por ejemplo, una que falla al lograr la agenda de redención de Dios luego de una ofensa). Espero que estos nos ayuden a arrepentirnos bien cuando somos la parte ofensiva y a discernir sabiamente cuando somos la parte ofendida en un conflicto.
7 indicadores de una Buena Disculpa
Ken Sande en Haciendo las paces en Familia, su excelente libro acerca de la resolución de conflictos; describe siete elementos de arrepentimiento (texto en negrilla únicamente) este esquema se desarrolla tomando en cuenta que las palabras de arrepentimiento serían dichas únicamente en conversación. Se proveerán explicaciones y aplicaciones para cada punto.
Este material es un extracto abreviado del manual de mentoría para el seminario Creando un Matrimonio Centrado en el Evangelio: Seminario de Comunicación (unidad 5), así que, aunque tiene un enfoque matrimonial, aplica a cada contexto relacional.
1. Busca a Todos los Involucrados
Si alguien se vio afectado directa o indirectamente por tu pecado o quizás observó tu pecado, entonces deberías buscar su perdón. Cuando fallas en buscar el perdón dejas que esa persona crea que tus acciones fueron aceptables para Dios (dañando particularmente a tus hijos y a otros sobre quienes tienes responsabilidades de líder). Nuestro arrepentimiento es usado a menudo por Dios para despertarnos de las grandes consecuencias no intencionales de nuestro pecado.
Mentalmente: Piensa en las relaciones desgarradas por el pecado como si fueran habitaciones de tu hogar infectadas por termitas. El pecado es una fuerza destructiva que disfruta causar daños residuales hasta que queda exterminado por el arrepentimiento y perdón. No hay tal cosa como una “termita insignificante” en tu hogar. De forma similar, no hay tal cosa como un “efecto insignificante del pecado” en una relación.
2. Evita los “Sí”, “Pero” y “Quizás”
Nuestra tendencia primaria en el arrepentimiento es suavizar lo que admitimos. Palabras como “Sí, pero y quizás” no tienen cabida en el arrepentimiento. “Si” cuestiona si lo que hiciste estuvo realmente errado. “Pero” transforma el arrepentimiento en acusación. “Quizás” indica que no estás convencida en que tus acciones estuvieron erradas e invita a conversar (o a debatir), lo cual probablemente irá mal y, por lo tanto, no es arrepentimiento.
Reconoce que violaste el carácter de Dios. El arrepentimiento es más que reconocer comportamientos poco óptimos. Es una admisión de que representé mal el carácter de Dios, cuyo nombre llevo cuando me llamo a mí mismo cristiano (por ejemplo, literalmente “cristianos” cuando el título fue dado por primera vez en Hechos 11:26). Cuando buscamos el perdón decimos, “Fallé en mi propósito de ser un 'embajador de Cristo (2 Corintios 5:20) y quiero aclarar que estuve mal contigo”.
No uses verbos de finalización (por ejemplo, yo sé), sino verbos que terminen en gerundio (por ejemplo, estoy aprendiendo...). Evitar verbos de finalización permite que la otra persona hable acerca de otros aspectos de nuestra ofensa sin sentir que están “amontonándolos” sobre lo que ya hemos dicho -- “Yo sé”.
3. Admitir Específicamente.
Una meta del arrepentimiento (en nombre de “ama a tu prójimo como a ti mismo”) es pedir perdón de una forma tan sencilla como sea posible (lo cual nunca es sencillo). Podemos hacer esto, siendo detallados en nuestra confesión. “La confesión genérica es a menudo una señal de poca sinceridad”. No hay excusa para la brevedad. “Escuchar que puedes ser específico sin caer en culpar o en la lástima propia es un indicador importante de que eres una persona “segura” y que la restauración es sabia”.
Si hacer una lista de las formas específicas en las que has ofendido a alguien para prepararte para la confesión te hace sentir una vergüenza intensa, entonces necesitas asegurarte de que te hayas arrepentido ante Dios primero y te hayas aferrado a su perdón. El perdón de tu esposo/a no puede ser un reemplazo emocional del amor de Dios. Cuando la vergüenza lleva a la confesión, tus sentimientos de arrepentimiento saldrán a flote y superarán tu requerimiento de perdón.
4. Discúlpate (Reconoce el dolor)
El pecado tiene consecuencias; tanto intencionales como no intencionales. El arrepentimiento expresa empatía y a menudo toma responsabilidad por los dominios resultantes de nuestro pecado. Esto no es humillación o penitencia (siendo ambas altamente manipuladoras). Es un ejercicio de otra mentalidad. La resistencia a expresar empatía revela el mismo egocentrismo que hizo que nuestro pecado pareciera racional en el momento.
Preguntas para reflexionar: ¿Cómo afectó este pecado a mi esposo/a (personal, emocional, espiritual, social o profesionalmente, etc.)? ¿Qué mensajes envió mi pecado? ¿Qué impacto tuvo el retraso entre mi pecado y mi arrepentimiento? ¿Qué patrón de vida siguió mi pecado?
Recuerda, tu meta en el arrepentimiento es un esfuerzo por representar a Dios de la forma más certera posible ante la persona que has ofendido. Dios es compasivo y entiende nuestro dolor (Salmos 56:8). Si nuestra confesión tiene raíces en el deseo de dejar conocer a Dios en cada momento, entonces nuestra confesión incluirá evidencia que hemos reflejado en el impacto de nuestro pecado.
5. Acepta las consecuencias
El arrepentimiento no es una declaración de culpabilidad o una negociación. El arrepentimiento no es un momento para establecer “términos de aceptación” para nuestro pecado. Si nuestro arrepentimiento y nuestra confesión son sinceros, entonces la necesidad de las consecuencias en forma de castigo (para abrir ojos cerrados y suavizar un corazón endurecido) se hace ausente. Sin embargo, las consecuencias aún pueden jugar un rol disciplinario (reforzando las lecciones de la vida y solidificando medidas de prevención) y un rol que construirá confianza (proporcionando frutos tangibles al deseo inverificable de cambiar). Es aceptable, y a menudo sabio, para la persona que perdona el requerir consecuencias de estos tipos. Sin embargo, no es tu posición definir lo definitivo, disciplinario o lo que construirá confianza.
Comienza por destacar lo obvio. Si hay cambios claros que necesitas hacer, dilos en tu arrepentimiento. No los menciones como “Haré [esto] por ti”, como si estas acciones fueran un favor por concesión, o “Si tu insistes, yo [haré esto]” mostrando cambios como castigo. Es mejor mantener el arrepentimiento diciendo “Debido a que veo necesidad para el cambio, yo [haré esto]”.
Finaliza con una pregunta abierta. Las preguntas honestas son un signo de humildad. Estas revelan que no estamos presentando un contrato o trato, sino que estamos buscando restaurarnos ante una persona. Un simple “¿hay otras formas en las que pueda mostrarte la sinceridad de mi deseo por cambiar o hacerte sentir honrado?” sería suficiente.
6. Luego de tu Comportamiento
La conversación de arrepentimiento no es la culminación del viaje. Es meramente el bosquejo del mapa y el reconocimiento de que el mapa es necesario. Si nos detenemos en el arrepentimiento verbal nuestra falta de esfuerzo dará razones a la persona para decir “En verdad no quisiste decir lo que dijiste”.
Lee Lucas 14:28-33. Parte de aferrarte al Evangelio es contar el costo de seguir a Dios y abrazar el sacrificio. Obviamente, lo vale. Cedemos nuestra vida de pecado y su miseria y ganamos una vida que será transformada a la intención de Dios y el cielo. Pero se siente doloroso y a menudo queremos retroceder debido a nuestra duda. Lo mismo es cierto con el arrepentimiento, porque tiene raíz en el paradigma del evangelio de morir para encontrar la vida.
7. Pide Perdón y Da tiempo
“Lo siento” no es lo mismo que pedir perdón. “Lo siento” es una declaración apropiada luego de una equivocación. “¿Me perdonarías?” es la declaración importante cuando hemos pecado en contra de otra persona.
Recuerda, el perdón es comandado por Dios, pero las escrituras nunca llaman a la parte confesante a ser quien les recuerde a otros este mandamiento, y tampoco insiste en que sea obedecido. Como una regla general para promover la humildad y paciencia, deja pasar por lo menos tanto tiempo como sea necesario para el perdón, así como a ti te tomo llegar al arrepentimiento. Sería hipócrita esperar que alguien más procese el sufrimiento (tu pecado en contra de ellos) más rápido de lo que tú recapacitaste sobre tu pecado.
8 indicadores de una Mala Disculpa
Este material fue publicado originalmente como una entrada en el sitio web de la Coalición de Orientación Bíblica.
El reconocimiento de que hay formas saludables y poco saludables de arrepentimiento tienen sentido tanto común como bíblico (2 Corintios 7:8-13). En esto todos están de acuerdo, sagrados y seculares. La dificultad se encuentra en discernir acerca del arrepentimiento falso. Las personas maduras y discernientes pueden presenciar la misma conversación e irse con impresiones totalmente diferentes acerca de si una expresión de remordimiento representa arrepentimiento genuino, pena por haber sido atrapados o una táctica para ganar apalancamiento relacional.
En esta publicación, espero lograr dos cosas. Primero, intentaré aclarar dos errores comunes acerca de la manipulación. Segundo, discutiré una serie de frases comúnmente usadas en el arrepentimiento que pueden ser indicadores de que el remordimiento expresado no conllevará a una restauración saludable de la relación.
Error #1:
La manipulación trata más acerca del motivo (el por qué o cómo algo se ha llevado a cabo) que del método (lo que se dice o hace). No hay forma de hacer una lista de “Frases manipuladoras”. Cada frase enlistada debajo tiene un contexto en el cual podría ser legítimo y apropiado. La manipulación trata acerca del motivo (resistencia al cambio, minimizar la responsabilidad, echar culpa, entre otras) y es más efectiva (en el sentido negativo de la “eficiencia”) cuando una frase/acción usada parece ser legítima.
Implicación - La explicación luego de cada frase será importante para entender. Si la descripción de cómo cada frase puede ser parte de un arrepentimiento manipulador no encaja con un uso dado a esa frase, no debería ser considerado manipulador.
Error #2
La manipulación no requiere “premeditación maliciosa” o astucia intelectual. Desde mi experiencia como orientador, la mayoría de las personas que usan el remordimiento para ganar ventaja o evadir responsabilidad no están enterados en el momento que lo están haciendo. Simplemente quieren escapar de la incomodidad del momento, de lo que están haciendo. El deseo que conduce (por ejemplo, el escape) da la forma mediante la cual ellos definen palabras y preguntas enmarcadas.
En la realidad, eso es la definición de manipulación: La manipulación es definir palabras y enmarcar preguntas (habladas o emocionalmente) de una forma que genere una respuesta saludable de parte de la otra persona pareciendo egoísta, malvado o irrazonable.
1. “Sé que no soy perfecto”
Tus expectativas de que respondiera decentemente son irrazonables. Me estás colocando en un estándar irreal. Para evadir ser confrontado por ti, tendría que ser perfecto. Deberías sentirte mal por ser juicioso y duro en vez de pedirme buscar restauración por lo que hice.
2. “Nunca he pretendido ser alguien que no soy”
Sabías quién era cuando empezamos esta relación, estás siendo injusto conmigo al esperar que sea decente. Esto confunde la genuinidad con justicia y autenticidad con santidad. Según este estándar, alguien podría salir herido consistentemente y aún se nos culparía por su pecado porque escogimos estar en una relación con ellos.
3. “Estás trayendo a la luz cosas del pasado”
Solo podemos hablar acerca de eventos, no patrones o comportamientos. A menudo este impase se alcanza cuando el arrepentimiento del individuo es incapaz de ver que el evento (por instancia, intoxicación o beligerancia) en cuestión fue parte de un patrón amplio (por ejemplo, adicción o discursos abusivos). Si hay un patrón de comportamiento y pasa desapercibido, entonces los niveles de esfuerzos hacia el cambio serán inadecuados para producir el cambio necesario.
4. “Sabes que no soy el tipo de persona que haría eso... eso no era lo que quería”
Tu experiencia acerca de mí no es una imagen certera de la realidad. Mi percepción propia y mis intenciones son más verdaderas que tu experiencia. Estas frases dejan a la persona arrepentida a cargo de definir el evento por el cual se busca perdón. La intención/percepción propia del pecador está siendo impuesta como un límite al dolor de la persona que recibió el pecado. Como resultado, la persona ofendida tiene menos voz para describir su dolor. La persona que ofendió se mantiene a cargo de la narración.
5. “Dije que lo sentía. ¿Qué más quieres de mí? ¿Qué más puedo hacer?”
Si se requiere algo más que mis palabras (por ejemplo, “lo siento”) en respuesta a mis acciones, entonces estás siendo implacable, malo, débil, o hiper-emocional. Esta respuesta también implica a menudo que una disculpa debe ser saldada con un sentido de confianza y ecuanimidad inminentes en la relación. Este sentido persistente de poca confianza, por parte de la persona ofendida es etiquetado como una forma irrazonable y poco sabía de castigo.
6. Más uso de pronombres en primera persona (por ejemplo, yo, me, mi) que pronombres en segunda persona (por ejemplo, tú, tu).
Al no ser esta una frase en específico, el uso excesivo de pronombres centrados en sí mismo, pueden revelar que la persona que se arrepiente se enfoca en su experiencia personal de la ofensa más que el impacto en la persona que hirieron u ofendieron. En este sentido, la persona que se arrepiente permanece como el personaje principal en su arrepentimiento, así como lo fueron en su pecado.
Nota: Los pronombres en primera persona deben ser usados en la parte activa/de posesión del arrepentimiento. Sin embargo, en la descripción del impacto y las secuelas de nuestro pecado, el arrepentimiento saludable se enfoca más en la disrupción que causamos en la vida de la otra persona.
7. “Hay un montón de gente/parejas que la pasan mucho peor de lo que tú/nosotros lo hacemos”
Deberías sentirte mal por quejarte cuando la situación no es tan mala como pudo haber sido. Esto iguala “podría haber sido peor” con “no fue lo suficiente malo para mencionar” también muestra el sufrimiento como un deporte de competición en el cual solo aquellos que sufren el peor mérito tienen simpatía por su lucha.
Esta frase viene a menudo en el final de una conversación acerca de un arrepentimiento poco saludable. Temprano en la conversación, la persona arrepentida minimiza o echa las culpas a la otra parte. Cuando la parte ofendida trata de aclarar el nivel de dolor, esto es visto como una exageración. Esta percepción de la exageración conlleva a la persona arrepentida a usar la lógica de “esta situación no es tan mala como [una situación más exagerada]”.
8. “Prometo que seré mejor” (sin acuerdos o ejemplos concretos del problema)
Aunque minimizo y estoy en desacuerdo contigo acerca del pasado y el presente, deberías confiar cuando digo que será “mejor” en el futuro. Los compromisos en cuanto al cambio no son malos, aunque estos compromisos deberían tener usualmente más humildad que una promesa absoluta. Sin embargo, cuando los compromisos para ser “mejor” se hacen durante un desacuerdo acerca de la naturaleza de la ofensa, estos se convierten en una forma de bloquear la comunicación. Una vez más, si no aceptas mi promesa, estás siendo mala, irrazonable e implacable.
Conclusión
Recuerda que la mayoría de las expresiones de manipulación son no intencionales (esto no reduce la culpabilidad). Muchas personas no tienen la habilidad de comunicarse en situaciones difíciles y comienzan a moldearse según sus propios intereses cuando lo que deberían es estar reconociendo su pecado.
Frecuentemente, he descubierto que cuando un orientador puede articular la dinámica poco saludable que existe en un intento de arrepentimiento, la persona ofensiva puede ver las creatividades de su intento en la reconciliación. Usualmente, (si es en una orientación relacionada al matrimonio), la pareja diría “Si, esto lo hacemos un montón. Sabíamos que no funcionaba, pero no podíamos entender el por qué”.
Esto lleva a una conversación fructífera acerca de cómo sus esfuerzos pasados al restaurar un conflicto a través del proceso bíblico de arrepentimiento y perdón habían tenido poco éxito (o, habían sido efectivos intermitentemente).
En otros casos, cuando el esposo/a que ofende está más comprometido con sí mismo, estas explicaciones son rechazadas por ser irrazonables. En estas instancias, ayudar a que el esposo/a ofendido permanezca abierto a la posibilidad de una relación restaurada a fondo sin acudir al estilo de comunicación manipuladora se convierte en el enfoque de la orientación (ejemplos de este tipo de enfoque aquí).
Brad Hambrick sirve como el Pastor Orientador en la Iglesia Summir en Durham, NC. Él también sirve como Consejero Bíblico en el Seminario Teológico Bautista del Sureste, como miembro del consejo de la Coalición Consejera Bíblica, y ha escrito varios libros incluyendo Pregunta, Di, Hablemos: Cómo y Por qué los cristianos deberían tener amigos Gay y Los Atributos de Dios: Descanso para las luchas de la vida.