Corazones perversos vs. Pecadores Ordinarios Como consejeros cristianos, pastores o buenos samaritanos a veces tenemos dificultad en discernir entre un corazón perverso y un pecador ordinario quien ha cometido errores, quien no es perfecto y está lleno de fallas y pecados. Creo que una de las razones por las cuales no percibimos la maldad es por que no cuesta creer que individuos perversos en verdad existan. No podemos imaginar a alguien engañandonos sin remordimiento de conciencia, lastimando a otros sin pena, levantando acusaciones falsas para arruinar la reputación de alguien o pretendiendo que él o ella sea una persona espiritualmente comprometido aún a pesar de no tener temor a Dios. La Biblia claramente nos dice que entre el pueblo de Dios rondan lobos disfrazados de ovejas (Jeremías 23:14; Tito 1:10; Apocalipsis 2:2). Es verdad que todos los corazones humanos tienen una inclinación hacia el pecado (Romanos 3:23), y eso incluye la maldad (Génesis 8:21; Santiago 1:4). Todos nosotros fracasamos en alcanzar la perfecta marca moral de Dios, sin embargo, la mayoría de los pecadores ordinarios no se complacen voluntariamente a los impulsos perversos del pecado, así como tampoco, se se sienten en paz con tales sentimientos. Se sienten avergonzados y culpables por buena razón (Romanos 7:19-21). Tales cosas no son verdaderas en el corazón perverso. A continuación, presentamos cinco indicadores que demuestran que puedas estar lidiando con un corazón perverso en lugar de un corazón pecaminoso.