Los 4 Mejores Fragmentos De Consejos Matrimoniales Que He Escuchado

“Este es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros, así como yo os he amado.” John 15:12

¿Cómo nos amó Jesús? Entregándose por nosotros (Efesios 5:25). Él vino, no para ser servido, sino para servir y dar su vida como pago por muchos (Marcos 10:45). Jesús no preguntó “¿Qué sacaré de todo esto?” sino que se preocupó por nuestro bienestar. El amor genuino no es primariamente un sentimiento, sino una decisión de sacrificio por el bien de otra persona. Ten esta mentalidad – Quiero que seas el mejor sirviente en la casa. No evalúes como tu esposo/a te está sirviendo, pregúntate a ti mismo ¿Cómo puedo servir mejor a mi esposo o esposa?

“Sácianos por la mañana con tu misericordia, y cantaremos con gozo y nos alegraremos todos nuestros días.” Salmos 90:14

Recuerda – solo Dios puede satisfacer nuestra sed. En Jeremías 2:13 Dios dijo, “Porque dos males han hecho mi pueblo: me han abandonado a mí, fuente de aguas vivas, y han cavado para sí cisternas, cisternas agrietadas que no retienen el agua.” Es malvado buscar algo (o alguien) que no sea Dios para satisfacernos. Lo que sea aparte de Dios es una “cisterna rota” que no puede retener agua – no puede satisfacer. Recuerda, ningún ser humano puede satisfacer a otro ser humano. Tu esposo no puede completarte, hacerte feliz todo el tiempo o cumplir con todas tus necesidades. Pon a Dios de primero en tu matrimonio al estudiar regularmente su palabra, orar y reunirte con otros creyentes. Él te satisfará con su amor, el cual luego eres capaz de compartir con tu esposo.

“Si se enojan, no pequen». No permitan que el enojo les dure hasta la puesta del sol.” Efesios 4:26-27

Cuando tienes un conflicto, o una ofensa con tu esposo, trata de que se solucione el mismo día. No dejes que el sol se ponga con tu rabia. Mantén las cuentas cortas. Ocúpate de eso ese mismo día. Porque cuando dejamos que los conflictos queden sin resolverse, le damos la oportunidad al diablo de tentarnos con más rabia, falta de perdón, y otros pecados. Es tentador querer tener rabia, “castigar” a tu esposa teniendo rabia, o dándole a él o a ella un trato indiferente. Pero no tenemos ese lujo. En Mateo 5:23-24, Jesús dijo, “Por tanto, si estás presentando tu ofrenda en el altar, y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.” Obviamente hay otros pecados que pueden requerir terapia o diálogo para la sanación y la confianza puede tomarse su tiempo. Pero la idea es tratar con ofensas lo más rápido que puedas.

Kristi y yo hicimos un voto el día de nuestra boda de que por la gracia de Dios no dejaríamos que el sol se pusiera con nuestra rabia y en nuestros primeros años, estuvimos muchos momentos despiertos hasta tarde tratando de que las cosas funcionaran. Puedo recordar que una noche dije, “Kristi es la una de la mañana y tengo que trabajar mañana, pero estoy comprometido contigo y puedo estar equivocado aquí; así que quiero que sepas que te amo y arreglaremos esto mañana” y por la gracia de Dios lo hicimos.

“Entonces, ya sea que comáis, que bebáis, o que hagáis cualquiera otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.” 1 Corintios 10:31

Tu matrimonio no es primeramente para ti mismo, sino para la gloria de Dios. El matrimonio es la muestra de unión y amor de Cristo y su iglesia por los otros. Nuestros matrimonios tienen que ser pequeñas muestras de cómo amó Jesús a su novia y cómo la iglesia amó a Jesús. Y así cómo Jesús hizo todo por la gloria de su Padre, nosotros también deberíamos buscar glorificar a Dios a través de nuestros matrimonios. Así que, si tienes un conflicto, no hagas de la discusión tu meta, en cambio pregúntate a ti mismo qué traerá más gloria a Dios. ¿Glorificará más a Dios que yo esté enfadado con mi esposa o que busque resolver nuestros conflictos, pidiendo perdón y perdonando?, ¿Glorificará más a Dios que busque llenar mis propios deseos o si cedo mi vida para servir a mi esposo?

Acá lo tienes:

1. Trata de ser el mayor sirviente en la casa

2. Haz de Dios tu fuente de satisfacción, no tu esposa.

3. Mantén las cuentas cortas.

4. Por sobre todas las cosas busca la gloria de Dios.

Por supuesto, la palabra de Dios tiene muchos más consejos buenos para el matrimonio, pero si haces estas cosas, te ayudarán de gran manera a glorificar a Dios juntos.