6
Me asombra que tan pronto estén dejando ustedes a quien los llamó por la gracia de Cristo, para pasarse a otro evangelio.
7
No es que haya otro evangelio, sino que ciertos individuos están sembrando confusión entre ustedes y quieren tergiversar el evangelio de Cristo.
8
Pero aun si alguno de nosotros o un ángel del cielo les predicara un evangelio distinto del que les hemos predicado, ¡que caiga bajo maldición!
9
Como ya lo hemos dicho, ahora lo repito: si alguien les anda predicando un evangelio distinto del que recibieron, ¡que caiga bajo maldición!
10
¿Qué busco con esto: ganarme la aprobación humana o la de Dios? ¿Piensan que procuro agradar a los demás? Si yo buscara agradar a otros, no sería siervo de Cristo.
11
Quiero que sepan, hermanos, que el evangelio que yo predico no es invención humana.
12
No lo recibí ni lo aprendí de ningún ser humano, sino que me llegó por revelación de Jesucristo.
13
Ustedes ya están enterados de mi conducta cuando pertenecía al judaísmo, de la furia con que perseguía a la iglesia de Dios, tratando de destruirla.
14
En la práctica del judaísmo, yo aventajaba a muchos de mis contemporáneos en mi celo exagerado por las tradiciones de mis antepasados.
15
Sin embargo, Dios me había apartado desde el vientre de mi madre y me llamó por su gracia. Y cuando él tuvo a bien
16
revelarme a su Hijo para que yo lo predicara entre los gentiles, no consulté con nadie.
17
Tampoco subí a Jerusalén para ver a los que eran apóstoles antes que yo, sino que fui de inmediato a Arabia, de donde luego regresé a Damasco.
18
Después de tres años, subí a Jerusalén para visitar a Pedro,a y me quedé con él quince días.
19
No vi a ningún otro de los apóstoles; solo vi a Jacobo, el hermano del Señor.
20
Dios me es testigo que en esto que les escribo no miento.
21
Más tarde fui a las regiones de Siria y Cilicia.
22
Pero en Judea las iglesias deb Cristo no me conocían personalmente.
23
Solo habían oído decir: «El que antes nos perseguía ahora predica la fe que procuraba destruir».